Luis Roca Jusmet
La movilización sistemática que hay en Cataluña está fascinando a muchas gentes, progresista y de izquierdas, que no entienden la naturaleza del movimiento. Es una ilusión peligrosa en que ya se ha caído otras veces.
No hay que dejarse fascinar por los movimientos de masas. Su valor depende de la naturaleza del movimiento y sobre ella no debemos equivocarnos porque podemos pagarlo muy caro.
El movimiento que pide hoy el referéndum y la independencia hoy en Cataluña, que es el mismo, no es un movimiento emancipador. No es un movimiento político y democrático de los no-iguales por la igualdad, en sentido que apuntaba Jacques Rancière.
Las élites politico-culturales quieren un Estado y por esto piden un referéndum, porque no pueden declarar la independencia de manera unilateral. Saben que aceptar el referéndum es aceptar la soberania de los catalanes y la posibilidad de la secesión.
Hay, por supuesto, un movimiento popular de masas detrás de estas demandas.
Este movimiento se basa en varios sentimientos. Pasiones, que diría Spinoza. Uno es el de la indignación, basada en el odio al PP. Otro es el desprecio hacia todo lo español. La venganza de quién se considera agraviado y humillado. Luego la esperanza, basada en la ilusión de una República independiente que resolverá nuestros problemas cotidianos. Finalmente el narcisismo de las pequeñas diferencias, como diría Freud. Hay aquí algo de supremacista, de quién se considera superior. En este caso por ser catalán. Pasiones muy ligadas a cualquier movimiento nacionalista. Un movimiento que parte de la interiorización de un relato que desde décadas han elaborado y difundido las élites político-culturales catalanas : Cataluña contra España. La Cataluña moderna contra la España rancia que nos coloniza culturalmente, que nos ocupa políticamente y nos explota económica. Un relato basado en falsedades y distorsiones. El movimiento tiene algo de totalitario porque es excluyente, porque acaba considerado "pueblo" a quién se identifica con el relato.
Es la ideología hegemónica. Ahora, por puro mimetismo, una buena parte de los catalanes, aceptan el discurso cotidiano de los ideólogos nacionalistas. Se basa en mentiras.
Dice que se ha eliminado la autonomía, cuando han sido los parlamentarios secesionistas ( que representan a un 47 % de los votantes y a una tercera parte de los catalanes) los que se han cargado las instituciones autonómicas aprobando, de manera opaca y callando a la oposición, leyes contra la Constitución y el Estatuto de Autonomía y han cerrado el Parlament. No se ha eliminado ningún derecho básico ni libertad fundamental. Todas las acciones van contra el referéndum. Así y todo se está haciendo propaganda institucional y no-institucional por el referéndum-Si. Lo digo junto porque la campaña es la misma y la hacen los mismos. No hay Estado de excepción en cataluña ni nada que se le parezca.
El PP es un partido liberal conservador. Bastante corrupto ( como CDC, el partido que dirige el movimiento secesionista) y que respira nacionalismo español. Pero los argumentos que están dando para parar el referéndum no son desde el nacionalismo español sino desde el Estado de Derecho. Y la Constitución en la que se basa este Estado de Derecho no es neofranquista, sino producto de una ruptura con el franquismo. La elaboraron liberales, demócratacristianos, socialistas y comunistas. Bastante aceptable, aunque debe revisarse y mejorarse. El PP ha actuado tarde y bastante mal pero no ha eliminado ni libertades ni derechos básicos en Cataluña. Y hay que apoyar al Estado de derecho frente a un referéndum ilegal y sin garantías democráticas mínimas que quiere imponer a los catalanes una ruptura con España de imprevisibles consecuencias.
La izquierda que se presenta como radical, la de Unidos Podemos y, todavía peor en Cataluña, En Comú Podem, es absolutamente miope. Como dice el viejo dirigente catalán de CCOO y del PCE-PSUC Paco Frutos, están haciendo de "palanganeros" del nacionalismo. No entiende que la lucha emancipatoria pasa por mantener, ampliar y profundizar el Estado de derecho. Que la esperanza debe ser la de una España más justa y esto es la izquierda quién lo debe plantear.
. Una izquierda que desde décadas ha hecho el juego a los nacionalismos periféricos como si tuvieran algo de progresivo.
El referéndum pactado no es una buena solución. Va contra la igualdad de derechos de los ciudadanos españoles y divide a los catalanes. Hay que buscar reformas de la Constitución que aborden cuestiones de competencias y de financiación. El PSOE-PSC es el único que parece entenderlo, aunque plantee el absurdo de la España plurinacional.
Después de 1 de octubre, hay que diálogar, de acuerdo. ¿ Quién debe dialogar ? Pues deben hacerlo PP, PSOE, Ciudadanos y también Unidos Podemos. Junto a los partidos nacionalistas que acepten las reglas del juego. Si PdC y ERC no las aceptan quedan excluidos. Puigdemont y Junqueres quedarán, seguramente, inhabilitados. Deberán cambiar de postura y de interlocutores si quieren entrar en el diálogo.
En España ( incluida Cataluña) hay problemas graves : paro, precareidad, bajos salarios. Problemas de corrupción política. Necesidad de apuntalar y mejorar el Estado de Bienestar.
Los partidos de izquierda y los sindicatos deben ocupar el lugar que les corresponde y luchar por lo que les corresponde.