Escrito por Luis Roca Jusmet
Dicen que Albert Camus afirmó que el único problema filosófico importante era el del suicidio, el de sí valía la pena o no vivir. Será más o menos exacto pero valga como pretexto para mi reflexión. Reflexión que no es neutra porque la formulación ya implica una posición. Si nos fijamos hay tres conceptos utilizados. Valor, pena y vida. Quizás el análisis de los conceptos nos permita aclarar la pregunta.
¿ Qué es un valor ? El "valor" es un invento humano. Preguntar si algo tiene valor depende de la perspectiva del que valora. Esto nos lo enseñó Nietzsche. Por lo tanto la respuesta es subjetiva. Cada cual debe valorar si su vida merece la pena. Lo cual nos lleva al término "pena" que significa sufrimiento, dolor. Esta es una afirmación empírica : la vida humana conlleva dolor, sufrimiento, por causas físicas y psíquicas. Hay que asumirlo y en todo caso buscar medios para paliarlo, que no son solo tecnológicos sino también personales. Es lo que hace el epicureismo o el estoicismo. O simplemente aceptarlo, como hace Nietzsche.
Tenemos finalmente el concepto "vida". La vida es una conceptualización humana basada en la observación de unas formas de existencia. A una serie de entes con unas propiedades concretas les llamamos vivos. La casi totalidad de estos organismos ( entes vivos) no creemos que tengan capacidad reflexiva. Creencia razonable, por otra parte, basada en sistemáticas observaciones empíricas. En todo caso para estos seres vivas, en la medida en que no reflexionan, la vida ni tiene ni deja de tener valor. En la medida en que tenemos capacidad reflexiva valoramos lo que vivimos, nuestra experiencia vital.
La pregunta es filosófica en la medida en que nos interpela sobre el sentido y el valor de nuestra vida y nos conduce a la reflexión. Pero esto quiere decir que el análisis nos permite aclarar la pregunta pero no nos da una respuesta. Es cada cual el que valora ( subjetivamente ) su experiencia vital singular. No hay una respuesta objetiva ( hablamos de valores, no de hechos) ni universal ( cambia la experiencia de cada cual).
Filósofos como Nietzsche contestan que sí y filósofos como Cioran contestan que no. Lo que interesa en los dos casos es el sofisticado trabajo reflexivo, es decir filosófico, que despliegan para llegar a una conclusión que es, en último término, subjetiva.