Escrito por Luis Roca Jusmet
Escrito por Luis Roca Jusmet
Me gustaría reivindicar aquí un liberalismo democrático y republicano de izquierdas. En esta tradición voy a situar a Baruch Spinoza, John Stuart Mill, Michel Foucault y Philip Pettit como principales representantes.
Baruch Spinoza existió antes de que surgiera el término liberalismo, por supuesto. Pero de manera retroactiva ( no anacrónica ), si consideramos el liberalismo político como una tradición centrada en la defensa de las libertades individuales políticas aquí tenemos al filósofo holandés. Toda la vida de Spinoza está centrada en la defensa de la libertad personal y la libertad política, especialmente la libertad de expresión. Pero además es el primer filósofo político moderno que reivindica la democracia, que tenía entonces un sentido despectivo, de gobierno plebeyo. Para Spinoza es el gobierno mejor, el de la mayoría, el que auna fuerzas en lugar de dividirlas. Es el gobierno de los ciudadanos y no de los súbditos. Otra cosa es que tiene una visión selectiva de los ciudadanos, como los liberales posteriores hasta el siglo XX. Este será uno de sus defectos de origen. Spinoza excluye a los extranjeros, los siervos y las mujeres. Para Spinoza el súbdito es un esclavo. El ciudadano es un hombre libre porque domina sus pasiones y porque se somete a las leyes que él mismo ha producido.
Spinoza, que muere cuando estaba hablando de la democracia en su
Tratado político no concreta como. Pero no parece que defendiera una democracia directa sino más bien representativa. La libertad, para Spinoza, era capacidad de elección y de decisión, dependía de elementos internos y externos. Spinoza es republicano en la medida
John Stuart Mill es un filósofo del que creo que hoy todavía puede enseñarnos algunas cosas interesantes. Es, efectivamente, un representante de la burguesía ilustrada británica de su época y como tal era colonialista ( la democracia la consideraba únicamente para los paises civilizados, no para la India) y elitista / ( pretendía excluir a los analfabetos y gente que vivía de la caridad pública del sufragio, voto cualitativo). Fue, de todas maneras, menos clasista que John Locke, que consideraba que el voto era solo para los propietarios. Defendió el sufragio femenino, lo que le valió su expulsión del Partido Liberal y su pérdida de condición de parlamentario, Su teoría económica podría de calificarse de socialdemocracia porque defendía una intervención del Estado, reformas laborales para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y también la existencia de servicios públicos públicos.Planteó también cuestiones interesantes : máximo de siete años, voto personal no sujeto al centralismo del partido, condición no privilegiada...).Su teoría del utilitarismo es la del Principio de la Máxima Felicidad Posible : máxima felicidad para el máximo número de personas. Sienta así las bases de unos principios universales basados en el respeto y la solidaridad con el otro. Entendiendo por Felicidad lo que cada cual entendiera como tal. Claro que Marx tenía razón cuando planteaba que sin condiciones materiales dignas de existencia no hay felicidad posible. Pero el planteamiento como tal es bueno, es la base de los derechos humanos universales. Sitúa la moral como unas normas hacia el otro, como una ley que es independiente de las creencias y de los valores. Lo que él entendía por utilidad era muy amplio, quería decir lo que nos producía bienestar.
Pero el texto que sí vale la pena recuperar es
Sobre la libertad. Escrito a partir de las reflexiones de Alexis de Tocqueville en las que avisaba del peligro de "la tiranía de la mayoría" en la democracia americana, creo que Mill sienta unos presupuestos que la izquierda debería asumir. Se trata de diferencia lo privado de lo público. Hay un espacio personal para la autonomía, en la que cada uno debe decidir lo que quiere hacer con su vida a partir de sus decisiones. Lo podemos llamar privado. No es la empresa ni la familia, esto sería una trampa. Porque aquí hay derechos del otro a respetar. Es la vida de cada cual. El derecho a la eutanasia, a la libertad sexual, al aborto y seguramente a la legalización de las drogas serían sus consecuencias concretas. No es la comunidad la que decide, aquí es la autonomía lo que se debe respetar, hasta un referéndum sería negativo. También hay en Mill una crítica a la biopolítica como administración de la vida de los ciudadanos. A lo que Foucault llamará más tarde el poder pastoral que quiere conducir nuestras conductas conduciendo nuestras mentes.
El término paternalista es ambiguo, ya que tanto podemos entender por este nombre el Estado del Bienestar como la biopolítica, es decir, la intervención del Estado para la administración institucional de la vida de los ciudadanos a través de propagandas normalizadoras.Hay también la defensa de Mill de las minorías, que en su época eran las religiosas. No podemos decidir por mayoría cuando hay dos grupos homogéneos enfrentados con intereses diferentes en el caso que se afecten los derechos de estas minorías.. En todo caso me parece que
Sobre la libertad es un libro que va mucho más allá del utilitarismo y el liberalismo más doctrinario. Formula una de las mejores teorías sobre el respeto a la autonomía y a la libertad personal. La libertad no es solo la libertad de elegir en un contexto social, pero también es esto. Son las instituciones, los grupos sociales y los otros ( es decir el Otro y el otro) los que te permiten o no elegir. También es una capacidad interna, pero esto nos llevaría a Spinoza, Me parece que, al igual que Foucault, Mill también entendió este doble aspecto de la libertad, como elección externa y libertad interna. Me parece interesante dividir, como Foucault, entre la ética, la moral y la política La ética es este espacio simbólico de la libertad personal que defiende Mill, que no tiene porque conducir a un individualismo. La ética es la práctica de la libertad, la manera como construimos nuestra vida. La moral, bien formulada por Mill, tiene un sentido normativo práctico: la ley interiorizada que nos permite respetar el espacio del otro. La política es lo que nos compromete con el Otro, es decir la Sociedad y la Justícia. Foucault habla de ética y no de moral pero su ética integra este elemento de respeto al otro que es la base de la moral de Mill. Foucault al final de su vida parece que apoyó críticamente un socialismo liberal tipo Tercera Vía.Criticaba la excesiva intervención del Estado y defendía la autonomía y la responsabilidad personal, pero manteniendo siempre una defensa de los derechos de los gobernados en todos los aspectos. Foucault , que simpatizaba con los rocardianos del PSF, no vivió lo suficiente como para ver la deriva del socialiberalismo de Blair ,acabó en la defensa del mercado autorregulador cuyas consecuencias han sido tan devastadoras. Siempre tuvo claras dos cosas. La primera es que hay que defender los derechos humanos, que él prefería llamar los derechos de los gobernados. La segunda que había que resistir la tendencia de cualquier gobierno a la dominación, es decir, a decidir sobre la vida de los ciudadanos. Nikolás Rose, un anglofocaultiano que sigue los estudios iniciados por Foucualt y sí ha vivido este neoliberalismo hegemónico en las sociedades liberales avanzadas tuvo estos elementos para criticar el neoliberalismo.Pero el mismo Rose, que defiende una izquierda post-marxista, sabe que no podemos criticar totalmente este liberalismo ( no en cuanto defensor de la autonomía y la responsabilidad personal). Esta sociedad del control que sustituye parcialmente a la sociedad disciplinaria nos da más margen. Este gobierno que quiere gobernar indirectamente a partir de la autonomía individual es mejor que el que quiere imponernos un tipo de vida. Pero hay que criticar que este individualismo sea competititivo y no cooperativo.Y por supuesto que defienda la privatización de lo público. Esto en doble sentido. Ni hemos de considerar los problemas sociales como problemas privados ni hemos de considerar que los servicios privados son mejores que los públicos. Esto, por supuesto no está en Rose ni en Foucault, que lo critican abiertamente. Pero yo creo que ni siquiera está en Mill. En el caso de Spinoza la coincidencia con Foucault me parece más clara y la idea de libertad de Spinoza tiene muchas coicindencias con la del Foucault de su última etapa. También Spinoza es el primero que critica la moral como normalización y no como desarrollo de las propias capacidades, de la propia potencia. El liberalismo de Spinoza, de Mill y de Foucault es un liberalismo no individualista, que busca defender la libertad personal en el marco de unas instituciones democráticas y teniendo en cuenta al otro.
Philippe Pettit , por su parte,quiere salir de un falso dilema: el que estableció Benjamín Constant al discriminar entre la libertad de los antiguos, republicana,y la libertad de los modernos, liberal. Pero sobre todo la que formuló Isaiah Berlín entre la libertad positiva y la libertad negativa, distinción que ha sido muy aceptada en el mundo académico y que se ha considerado paradigma del liberalismo clásico. La libertad positiva es la posibilidad de participar en la vida comunitaria y la libertad negativa la de no sufrir interferencias externas para hacer lo que uno decide. Pero también hay en la libertad positiva, la de los antiguos, una concepción del autodominio personal : no ser ni un esclavo de las propias pasiones ni de los otros. Es, por tanto, una concepción más comunitarista y más virtuosa. La libertad de los modernos sería la que defienden los liberales, y parte de una visión individualista del ser humano y de la importancia que cada cual pueda realizar su proyecto personal. La libertad positiva sería comunitarista, basada en las virtudes Pettit plantea que la tradición republicana recoge una tercer planteamiento, en el que en esta polarización queda diluida. Es la libertad como no-dominación, la libertad contra los poderes absolutos. Esto podría coincidir con la llamada
libertad de los antiguos pero no es exacto. En primer lugar porque no se identifica exclusivamente con al participación política. En segunda lugar porque no va ligado a un ideal de virtud. Se trata de que nadie nos pueda dominar, pero en el sentido de que no pueda interferir arbitrariamente en nuestras vidas. Podría entonces suponerse que es lo mismo que la libertad como no interferencia pero tampoco es así. La palabra clave es
arbitrariamente. Detrás de este término hay una cuestión clave en los planteamientos de base. La libertad como no interferencia parte de una dicotomía entre la libertad y la ley. La ley es mala, porque es un obstáculo, pero es necesaria como mal menor. Detrás de la concepción republicana de la libertad como no dominación hay un planteamiento de que la ley bien entendida es lo que posibilita la libertad. Porque la libertad no es algo natural, es un producto social.
La idea de la libertad como no-interferencia es la propia de la tradición liberal, tanto en sus formulaciones absolutistas ( como la de Hobbes) como en las no absolutistas (como la Bentham o actualmente la de Rawls).
Pettit señala otros aspectos. Uno es que hay que hacer constar que tanto para los liberales como para los republicanos premodernos la libertad es elitista, desde el punto de vista que solo concierne a los propietarios. Otro es que algunos filósofos anteriores a la Ilustración, como Maquiavelo y Spinoza anuncian una concepción interesante de la libertad, entendida como poder. Y el poder implica no ser dominado por otro.Para Pettit la libertad como no-dominación no coincide con el ideal político de la autonomía, no porque sean incompatibles sino porque le parece demasiado maximalista. Hacia la autonomía hay que tender, pero no la podemos presuponer. Sería demasiado ambicioso, dice Pettit, hacerlas coincidir.
¿Cuales son las ventajas de la libertad como no-dominación sobre la libertad como no-interferencia ? Para Pettit lo que hay que posibilitar que las instituciones puedan intervenir para garantizar la no-dominación. Hace falta discriminar entre la no-interferencia con la interferencia arbitraria. Es esta última la que siempre es mala, no la anterior. La dominación no niega la interferencia sino un dterminado tipo de ella, que es la interferencia arbitraria.
La independencia no deja de ser un mito : nadie es independiente, a lo máximo que podemos y debemos aspirar es a la autonomía con respecto a los otros. Tzevan Todorov tiene precisamente reflexiones muy interesante sobre lo ilusorio y lo negarivo de este ideal contemporáneo.
Las reflexiones de Pettit me han parecido muy interesantes. Su concepto de libertad como no-dominación me parece clave, tan útil como clarificador. Leyendo a Pettit no he podido dejar de pensar en la falsa dicotomía entre la tradición liberal y la republicana. Porque Phillippe Pettit es un liberal, en el mejor sentido de la palabra. Como lo eran Spinoza y Mill, con las limitaciones de su época en el concepto de ciudadanía.Sabe mal que se identifique el liberalismo con su peor expresión, la versión más clasista y hoy, mal salvaje del capitalismo. Tampoco entiendo lo que es la tradición republicana, que cada cual entiende a u manera. Unos con la defensa de las virtudes cívicas conservadores y otros con el socialismo. Michel Foucault también aportó elementos muy interesantes para una izquierda que no desprecie el liberalismo.
Porque si entendemos el liberalismo como el Estado de Derecho, la separación de poder, la idea nuclear de ciudadania como constitutiva de la sociedad civil quizás la diferencia entre izquierda y derecha esté en que el liberalismo de derechas justifica unicamente la intervención del Estado para garantizar los derechos individuales ( centrados en el de la propiedad) y la izquierda considere que deben garantizarse los derechos individuales y sociales, es decir la igualdad política pero también social.
Evidentemente la cuestión es cuales son estos derechos y como deben garantizarse. Pero la Declaración Universal de los Derechos humanos es un buen punto de partida. Respecto a la idea de participación o no participación política es discutible que el buen liberalismo no defienda la participación. Hablamos de democracia representativa, a través de representantes elegidos por los ciudadanos. En esto momentos dudo que existan "democracias directas" mejores que unas elecciones aunque es cierto que muchas cosas deben mejorarse y que no hay que excluir formas participativas más directas.
Y ciertamente la democracia, si queremos que sea una cultura y no un simple procedimiento formal, debe basarse en la información, formación y deliberación política. Otro liberal-republicano, Kant, lo dijo muy claro : sapere aude, piensa por tí mismo.
La lectura, por una parte, de Michel Foucault y, por otra, de Felipe Martínez Marzoa, me hace dudar de que existan dos tradiciones diferenciadas. Más bien dan a entender que la única sociedad civil constituida a partir de unos ciudadanos con unos derechos y obligados a cumplir con la ley es la del Estado liberal o republicano. Lo demás serían matices o simplemente maneras diferentes de tratar lo mismo. Pero tampoco hay que olvidar que la universalización del ciudadano es siempre producto de la lucha de los excluidos. Esto nos lo recuerda siempre Jacques Rancière. Sean los trabajadores libres pero pobres en Atenas y los obreros, las mujeres, los negros es los sistemas liberales o republicanos esta es la realidad. Ellos se lo han ganado.
Es un liberalismo republicano que Philip Pettit lo define muy bien : la defensa de la libertad como no-dominación, como crítica de intervención arbitraria del poder. Solo podemos aceptar la intervención del Estado cuando sea para garantizar la universalidad de los derechos, incluidos los sociales.