Escrito por Luis Roca Jusmet
" ¡ Cómo ! ¿ No has vivido ? Esta no es solo la fundamental sino la más ilustre de las ocupaciones (...). La grande y gloriosa obra maestra del ser humano es vivir de modo conveniente.Todo lo demás : reinar, atesorar, edificar... no son más que pequeños apéndices y adminículos a lo sumo"
Ensayos Miguel de Montaigne
A lo largo de la vida de cada cual se producen muchos encuentros: con personas, con acontecimientos, con objetos... También con textos. Encuentros que, como nos enseña Spinoza, son buenos si aumentan nuestra potencia, nuestra vitalidad, si establecen un vínculo alegre y amoroso. Son malos si nos desaniman, si nos entristecen, si generan odio en cualquiera de sus formas. Encuentro es todo aquello con lo que interaccionamos y nos deja una marca.
En la entrevista que le realizan Jeannie Carlier y Arnold I. Davidosn bajo el título de "La filosofía como forma de vida" Hador comenta el encuentro con los textos de Montaigne en su adolescencia, que le impresió profundamente. Pero no solo fue este encuentro inicial el que señala, sino la presencia de Montaigne y sus "Ensayos", leídos y releídos, a lo largo de su existencia. La frase que he colocado al principio está permanentemente en la mente de Hadot : la cita en varias obras y en el inicio de su libro "¿ Qué es la filosofía antigua ?". Porque en este fragmento Hadot encuentra expresado de manera extraordinaria el valor infinito de la vida. Montaigne, que se consideraba "Un filósofo accidental y fortuito", entendió que había recuperar el sentido antiguo de la filosofía como forma de vida.
Hadot lo cita, de manera puntual pero significativa en dos de sus últimas obras. En "El velo de isis" en un fragmento que señala el misterio de la vida, en el sentido que la vida es también un camino hacia la muerte". Ya anteriormente había Hadot señalado que en su libro "Ejercicios espirituales" Montaigne había retomado la formulación platónica de la "filosofía como aprender a morir". Y en "No te olvides de vivir. Goethe y la tradición de los ejercicios espirituales" hadot concluye con la frase de Montaigne, que situa claramente en esta tradición de la filosofía como ejercicio espiritual.