Escrito por Luis Roca Jusmet
"En lo tocante al Tao, Qi era como un mosquito en una cuba. De no haber sido por el maestro,que me ha abierto la tapa, a fe que no hubiera alcanzado a conocer la grandiosa totalidad del Universo."
Zhuangzi
Esta es una de las citas con las que se identifica y que recoge Pierre Hadot al final de su libro "La filosofía como forma de vida"
A lo largo de la vida de cada cual se producen muchos encuentros: con personas, con acontecimientos, con objetos... También con textos. Encuentros que, como nos enseña Spinoza, son buenos si aumentan nuestra potencia, nuestra vitalidad, si establecen un vínculo alegre y amoroso. Son malos si nos desaniman, si nos entristecen, si generan odio en cualquiera de sus formas. Encuentro es todo aquello con lo que interaccionamos y nos deja una marca.
En su libro "La filosofia como forma de vida" les explica a Arnold I. Davidson Y Jeanne Carlier que siempre había sido reticente a comparaciones entre Plotino y Oriente (y al comparativismo en general). Pero que con el tiempo ha ido constatando analogías indiscutibles entre el pensamiento chino y la filosofía griega. Encuentra actitudes espirituales similares: la indiferencia respecto a algunas cosas, la noción de iluminación instantánea... También a analogías entre Epicuro y el budismo respecto a la necesidad de reducción del deseo y la consideraión de este como causa del sufrimiento humano.
Igualmente cita la frase de Anne Cheng en su libro "Historia del pensamiento chino" a propósito del Tao : "Toda forma de espiritualidad comienza por una renuncia al yo limitado y limitativo". También habla de la experiencia mísitica como fenómeno universal, que aparece primero en Extremo Oriente : taoismo, hinduismo y budismo y luego en Grecia, con el platonismo y neoplatonismo; y después en el cristianismo, el judaismo y el islam.
Pero me interesa sobre todo el prefacio al libro de Yoko Orimo "Le shôbôgenzô de Maître Dôgen", aparecido en el año 2004. Pierre Hadot señala la admiración que le produce la excelente traducción de Yoko Orimo del libro del que algunos consideran el auténtico fundador del budismo zen : Dôgen. Hadot, tan honesto como siempre, nos explica que si él ha accedido a hacer el prólogo, sin ser un experto en el tema, es porque la autora se lo pidió. Le interesaba las analogías que Hadot podía hacer, siendo él un experto en filosofía antigua grecorromana.
Hadot señala que le impresiona la manera como Dôgen nos interpela a abandonar la mirada limitada de nuestro y abrirnos a la contemplación de la realidad del Todo. Actitud que no interroga sobre porqué, sino que acepta la Realidad. Intentar superar la disociación sujeto/objeto, que Hadot encuentra también en Plotino y en Marco Aurelio.
Pierre Hadot nos acompaña a abrirnos a un libro que nos abre las puertas a un universo totalmente diferente pero con los que compartimos lo que vienen a ser las experiencias fundamentales de la humanidad.