Escrito por Luis Roca Jusmet
El tiempo para comprender empieza cuando inicio mi formación académica en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona el año 1980, con veintiséis años. Con el primer curso convalidado inicié los cuatro años para licenciarme en filosofía, algo condicionados en cuanto a horarios por imperativos laborales.
De todas maneras no puedo decir que estos años tuvieran un hilo conductor que diera una coherencia a los cursos, lecturas y estudios de estos años. Si excluí la metafísica escolásticas y los estudios de lógica y filosofía de la ciencia. El resto, muy disperso. Pocas lecturas de filosofía antiguas ( los textos presocráticos en la recopilación de Kirk y Raven. algún diálogo de Platón...). bastante pobre. Aunque si leí algún texto sugerente como "Los griegos y lo irracional" de Dobbs. Algo de filosofía medieval", que me permitió conocer a Georges Duby y su historia de las mentalidades a partir de la lectura de "El orden imaginario en el feudalismo") . también un interesante curso sobre "Filosofía del renacimiento" ( y otro más específico sobre "Maquiavelo") , con el excelente profesor Miguel Angel Granada. Tuve ocasión de leer, aparte de a Maquiavelo, a Edgar Garin y su libro "El zodíaco de la vida", que me permitió dar a mis conocimientos de astrología una perspectiva diferente, la del conocimiento del paradigma renacentista. También a Alexander Koyré ( y con él su visión, muy sugerente, sobre la revolución científica).
Respecto a la filosofía moderna tuve la oportunidad de trabajar directamente la "Crítica a la razón pura" de Kant ( con Joan Sales, un profesor riguroso, aunque poco comunicativo) y la "Fenomenología del espíritu" de Hegel ( con Ramón Valls, tan comunicativo como riguroso). Disfruté de las clases de dos grandes profesores: José María Valverde ( en la materia de estética) y Francesc Gomà ( en la de antropología). Para Valverde hice un trabajo sobre estética en Kierkegaard que me permitió una iniciación en un filósofo que desde la adolescencia me había resultado muy sugerente. La clase de Gomà me hizo volver sobre Freud.Al resto de autores accedí desde aproximaciones muy de manual. Rafael Argullol me resultó sugerente en su exposición sobre el romanticismo : me estimuló a leer a Goethe, a Leopardi, a Holderlin...
En el caso de la filosofía contemporánea los dos profesores que me resultaron estimulantes fueron Miguel Morey y Antonio Aguilera. El primero a través de clases magistrales que a veces eran muy inspiradoras, me introdujo en Deleuze y, sobre todo en Foucault. De este último leí varias cosas y le hice un trabajo comparativo entre su "Historia de la sexualidad" y "El erotismo" de Georges Bataille. Con Aguilera hice un seminario muy interesante sobre el imprescindible libro de Richard Sennett "El declive del hombre público." A quién si trabajé a fondo fue a Mircea Elíade.
El año 1984 me licencié en filosofía, con un promedio de notable, nota más que aceptable teniendo en cuenta que compaginaba los estudios con diversos trabajos para sobrevivir.
Vinieron luego tres años para prepararme las oposiciones de secundaria. Se trataba no de aprobar sino de competir, ya que se seleccionaban los veinte primeros de los doscientos que nos presentábamos. Durante este tiempo me preparé los ochenta temas posibles, del primero al último. Lo cual me dió una visión global,aunque superficial, de la historia de la filosofía y de todas sus problemáticas. En este tiempo sí profundicé en un filósofo : Nietzsche. Lo leí con pasión, implicándome en su lectura y captando su dimensión vital. Fue el primer trabajo en profundidad, con rigor, sobre la obra de un filósofo. Aprendí mucho más, por supuesto, de lo que me aportó mi preparación de las oposiciones. Lo completé con un libro extraordinario sobre Nietzsche : "Después de Nietzsche" de Giorgio Colli.
Entre el año 1987 y el año 2004 mi actividad filosófica consistió básicamente en la preparación de las clases de ética, de filosofía e historia de la filosofía. Lo considero una etapa de mi formación porque si preparas las clases de filosofía y las vives entonces te estás formando filosóficamente porque has de motivar, has de explicar, has de responder a adolescentes que tienen preguntas básicas pero que no están introducidos en la jerga filosófica. Esta vuelta a los principios es muy pedagógica para uno mismo.
En este tiempo me desvinculé del todo de la vida académica. Fui de alumno a un seminario muy interesante de Miguel Morey sobre Georges Bataille. Había leído "El erotismo" y " La teoría de la religión". Ahora leí la Summa Ateológica ( "La experiencia interior", "Sobre Nietzsche" y "El culpable". A otro de Antoni Vicens sobre el texto de Jacques Lacan "Kant con Sade". Y finalmente al de Eugenio Trías y Ferrán Lobo sobre el filósof italiano Emmanuel Severino. Los tres muy productivos filosóficamente.
Algunas lecturas de la época fueron tangencialmente filosóficas. Seguí leyendo a Mircea Elíade y profundicé con un sentimiento ambivalente ( mezcla de atracción y rechazo) en la obra de René Guenón. Hice una inmersión en los ensayos, novelas, diarios y entrevistas de Ernst Jünger.
Empiezo a practicar artes marciales chinas, tai chi chuan y chi kung (qi gong) y me intereso por la sabiduría china. Leo los clásicos del taoismo y del confucionismo. Por otra parte practico también zazen. Leo textos de budismo, sobre todo chino (chan) y japonés (zen). Pero me encuentro con el límite de la lengua. Si quiero profundizar he de estudiar chino y, como no lo hago, me quedo aquí.
El año 1995 empiezo mi análisis con Alberto Caballero, psicoanalista lacaniano. Dura unos cuantos años, en que decido acabarlo. Es una experiencia dificil de describir y da valorar. Está ahí y los efectos también. Algo pasa. Poco después empiezo a escribir. Durante este tiempo todas mis energías intelectuales las dedico a estudiar psicoanálisis. Françoise Dolto pero sobre todo Jacques Lacan. Leo sus "Escritos" y algunos seminarios. Leo a psiconalistas lacanianos : Juan David Nasio y Diana Ravinovich especialmente. Una inmersión total.
Acabo así la que considero mi etapa de formación filosófica, que como puede verse continua bastante dispersa, mezclada con otras disciplinas pero apuntando un horizonte...el de la práctica filosófica.