Escrito por Luis Roca Jusmet
La filosofía no existe. En esto soy radicalmente nominalista. Existen las filosofía, una al lado o detrás de la otra. Lo que llamamos filosofía es, por tanto, el conjunto de filosofías realmente existentes. ¿ Y que es una filosofía realmente existente ? La que la comunidad de filósofos reconoce como tal. Lo mismo ocurre con el arte y con la ciencia. En el primer caso son los críticos de arte y en el segundo los científicos los que reconocen una obra artística o un trabajo científico. Todo es pura convención, por supuesto.
La filosofía, a diferencia del arte y de la ciencia, es hoy algo intersubjetivo. El arte moderno es subjetivo, es la expresión de la percepción subjetiva del artista. Esto quiere decir que reconocer la obra de arte quiere decir reconocer al artista. No es un artesano ni un técnico, que puede ser anónimo, En el caso del científico se le puede reconocer lo subjetivo, como sería la imaginación para formular problemas o hipótesis, pero las teorías científicas se acaban convirtiendo en algo objetivo, independeniente de su autor.
Que la filosofía es intersubjetiva quiere decir que se construye sobre la base de lo que dicen otros. Una filosofía se constituye siempre conversando con las otras filosofías, sean pasadas o contemporáneos. Esto hace que podamos decir que la filosofía es un entramado de filosofías singulares. Sobre este conjunto algunos filósofos y sobre todos los productores de manuales elaborar su narrativa de lo que es esta supuesta historia. En algunos casos el resultado es interesante ( aunque siempre discutible) y en otros desastroso, porque acaba simplificando y banalizando lo que dicen las filosofías singulares.
Quiero escribir un libro de filosofía. Será un libro sobre una filosofía. Me pregunto cuales son los materiales que utilizo y cuales son los procedimientos. Pero de entrada debo aclarar que es para mí un trabajo conceptual. Por trabajo conceptual entiendo que lo básico es la transformación conceptual. No la creación ( valdría en todo caso como metáfora) porque partimos de conceptos anteriores para transformarlos en algo nuevo. Trabajar los conceptos quiere decir entender el tipo de realidad que definen, porque la definen de esta manera y como podría entenderse de otra. Los conceptos hablan siempre de realidades compartidas. Su base es lo que Spinoza llama la noción común ( y que Deleuze se ha esforzado en aclarar ) y que contrapone al universal. El universal es una clasificación que opera desde el imaginario. es arbitraria en la medida que seleccionamos los rasgos que consideramos más sobresalientes. En este sentido somos nuevamente nominalistas ( Spinoza, Deleuze y yo mismo) pero el concepto es diferente. El concepto quiere captar propiedades compartidas. Esto tanto a nivel descriptivo como normativo, tanto si hablamos de ser humano como de justicia. Es lo mismo que hacía Sócrates en los diálogos platónicos.
Este trabajo conceptual lo hacemos desde las palabras pero no es una tarea filológica. Pero no es lo que hacen los filósofos analíticos, que los descontextualizan de su dimensión histórica. En algo nos puede ayudar Michel Foucault.
Cada filosofía analiza y hace propuestas conceptuales desde materiales muy heterogéneos. Para mí la filosofía no es una hermenéutica de textos filosóficos. En mi caso utilizo mis lecturas de filosofía, de psicoanálisis, de sociología y de literatura. Pero también el cine me ha aportado mucho. Pero hay también introspección y análisis de nuestras experiencias compartidas. La vida de cada cual interviene, por supuesto, en la filosofía que construye. No digo "su" o "mi" filosofía porque no nos pertenece del todo. El proyecto solitario y adánico de Descartes es ilusorio. Si tu duda es radical no puedes avanzar y él lo hace con muchas trampas.
Tampoco hay, como pretendían Descartes o Kant, un método previo desde el que avanzar de manera segura por el sendero de la verdad. Avanzamos haciendo camino, como Antonio Machado: "caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar." No hay garantías. Por supuesto que en filosofía no hay garantías ni puede haberlas. Si las hubiera cada filosofía no cuestionaría a las otras.
La filosofía tampoco es argumentación. La argumentación que se utiliza no es ni deductiva ni inductiva. Es un encadenamiento conceptual que va construyendo su propia lógica y se sigue o no de una manera intuitiva. O ves o no ves el recorrido que te propone una filosofía.
La filosofía tiene que ver con el diálogo en la medida que cada lectura filosófica ( o escucha) te interpela desde la lógica del otro. Pero los filósofos no debaten. Porque para entender a un filósofo y a una filosofía deber seguir su hilo conductor. Lo que sí hay son conversaciones filosóficas, que pueden ser muy fecundas.
Un libro de filosofía es, por tanto, el libro de una filosofía. la que ha construido un filósofo a partir de sus lecturas, escuchas, conversaciones y experiencias. Y esta construcción es conceptual, encadenada lógicamente. Para quien quiera seguirla para incorporarla como un material para su propio trabajo conceptual.
Un libro de filosofía, en la medida en que no tiene pretensiones académicas, no hace falta que esté citando estos materiales de los que parte. Ni siquiera ha de mencionar a otros filósofos, no tan siquiera a los que le han influido. Porque todos utilizamos como materiales las palabras de los otros. Esta es una de las razones por las cuales la filosofía es siempre intersubjetiva. Este es el diálogo filosófico fundamental. Un diálogo con textos vivos, aunque sus autores estén muertos.