Parla un noi de 15 anys:Ese día también reflexioné sobre otro hecho: ese sitio, esa "institución" existía desde ya hacía varios años, nos explicaron, funcionando dia a dia. Tuve la sensación, a lo mejor exagerada, de que de cierta manera me habían estado esperando. En realidad, como nos habían dicho varias personas con una mezcla de reconocimiento y miedo, nuestro comandante llevaba allí exactamente cuatro años. Entonces reparé en lo importante que había sido para mí aquel período de cuatro años, en el que cursé los estudios de secundaria. Me acordé de la ceremonia de apertura del primer curso. Allí estaba yo, vestido con mi uniforme azul marino, decorado con alamares estilo húngaro, el uniforme "a lo Bocsai". Evoqué las palabras del director, un hombre respetable que de algún modo parecía también un comandante: llevaba unas gafas que añadían seriedad a su rostro y lucía un hermoso bigote blanco. Para terminar su discurso citó las palabras de un sabio de la antigüedad: "Non scolae sed vitae discimus", es decir "No estudiamos para la escuela, sino para la vida". Pero entonces, según veo ahora, habría tenido que aprender únicamente cosas sobre Auschwitz. me tendrían que haber explicado todo, con inteligencia, honradez y transparencia. Sin embargo, durante los cuatro años de colegio no me habían dicho una palabra al respecto. Claro habría resultado embarazoso y, en realidad" no formaba parte de la cultura general. La desventaja era que tenía que enterarme de todo sobre la marcha, aprender, por ejemplo, que estábamos en un Konzentrationslager o, lo que es lo mismo, en un "campo de concentración". Esos campos no eran todos iguales, según nos explicaron. El nuestro era un Vermichslungslager, o sea, un "campo de exterminio".
Imre Kertetsz:
Sin destino p 148, 149 (Hi ha edició catalana a Quaderns Crema)