Ferrater senyala que existeix un prejudici a considerar que la tradició biblica esclavitza els animals a favor de l'home. S'afanya a espigolar fragments de l'Antic Testament on es prescriu respecte i atenció als animals. Entre els fragments que destaca, l'orelles recull els referits als ases.
"Hay otra prohibición: la de que el buey y el asno aren la tierra juntamente. Esto se ha interpretado a veces como una de las «mezclas» contrarias al orden divino. Semejante interpretación es plausible, por cuanto hay otras prohibiciones similares; se prohíbe, por ejemplo, el apareamiento de dos clases distintas de bestias; el sembrar con dos clases de semillas; el usar vestiduras con dos clases de hilaza, como la lana y el lino. Sin embargo, en los comentarios rabínicos, la prohibición de arar con dos diferentes clases de animales es interpretada como una exhortación a la benevolencia. Se dice, en efecto, que el buey es un rumiante mientras que el asno no lo es. Si el asno ve que el buey rumia, pensará que se le ha dado una pitanza de la que el asno no participa. Así, es mejor en nombre de la equidad no arar con dos distintas clases de animales. Hay otra prohibición relativa al tratamiento de animales domésticos, aunque no resulta claro si ha sido instituida para el bien del animal o para fomentar la hermandad humana. Si el buey de un vecino se desploma, se conmina al hebreo a ayudar al vecino a poner en pie al animal, aun si el vecino es una persona odiada. Finalmente, hay otro mandamiento que conlleva claramente la expresión de bondad para con los animales: es el mandamiento que consiste en prohibir poner un bozal al buey mientras está ocupado en hollar el grano. No puedo pensar en ninguna interpretación práctica, y tampoco en ninguna interpretacion supersticiosa, de semejante orden." (Pentateuco)[...]
"Una de las referencias más curiosas a los animales en el Viejo Testamento es la historia de Balán y su asno (Números, 22: 22-35). Según la misma, el Angel del Señor hizo su aparición tres veces, siendo divisado por el asno de Balán, pero no por el propio Balán. La primera vez, el asno, viendo al Angel del Señor obstruir el camino, con la espada desenvainada, salió del camino, y Balán lo pegó para que regresara a él. La segunda vez el Angel se apostó en un camno en medio de las viñas, con muros a ambos lados; el asno, al ver al Angel, pasó rozando uno de los muros y comprimió uno de los pies de Balán, que pegó nuevamente al asno. La tercera vez el Angel se apostó en un lugar que no dejaba espacio para el paso, ni a la derecha ni a la izquierda; el asno, al ver al Angel y al no poder seguir camino, dobló las patas sobre el suelo, y Balán lo pegó fuertemente. El Señor «abrió la boca del asno», que habló a Balán para quejarse del modo como se le había tratado. Luego, el Señor «abrió los ojos de Balán», que vio al Angel del Señor. Este preguntó a Balán por qué había pegado al asno tres veces, y le informó que había aparecido tres veces, que el asno le había visto y que por eso le había esquivado. Fue gran suerte para Balán, dijo el Angel, porque si el asno no hubiera tratado de evitarlo cada una de las tres veces, habría matado a Balán, pero habría dejado con vida al animal. Aquí tenemos un curioso ejemplo donde un asno puede ver más claramente, o tener una más aguda percepción que su amo humano, y donde este hecho es reconocido por Dios. Es dudoso que este tipo de leyenda pueda ser acogido por una comunidad que considere a los animales exclusivamente como cosas meramente usables."
Josep Ferrater Mora: Ética aplicada.