… la verdad sigue ahí, en esta profundidad omnipresente que nos da miedo y condenamos a diario por su supuesta violencia, su naturaleza dañina, para nuestra hipocondríaca salud. Lo más importante y escandaloso es que no hayamos conseguido dejar atrás nada. La verdad nos sigue como una sombra, por eso es necesario asesinarla a diario. (26-27)
Todo lo que sea información, interactividad y reemplazo constante, nos desarma, nos confunde en un fluir general. Aparentemente nos protege, nos libra del aislamiento, pero así nos quita también el absoluto existencial desde el cual podríamos ejercer una fuerza. (33)
… las emociones no engañan, no tienen nada que ocultar y además no son nuestras, surgen en nosotros (359)
… tenemos emociones porque nos enseñan algo que a veces no conviene saber (35)
Nuestro mundo está obsesionado con la consciencia, el cerebro y el control (36)
… el problema de las emociones es que asaltan la fortaleza externa del yo, desbordan su voluntad, su imagen, sus planes (37)
Emocionarse es la expresión gestual de lo que queda de naturaleza en nosotros, bajo las cien capas de maquillaje que hoy recubren el papel social que adoptamos. Por muy sentimentales y sinceros que seamos, no es tan extraño que tengamos algunos estados emocionales e intentamos controlarlos. (37)
En el fondo, lo que queremos erradicar es todo lo que sean raíces, lo que nos recuerda una vida que no puede cambiar en su trato con el dolor y la muerte. (45)
… sin duda las emociones son peligrosas. Nos descubren. (49)
Las emociones son súbitas, nos sorprenden a nosotros mismos. (51)
La emoción es una vivencia en estado crudo que surge sin un ritual social que la encauces. Las emociones no saben contar hasta diez. Digamos que, en principio, no guardan ninguna distancia con su expresión, surgen del cuerpo, peor todavía, de la complicidad interna del cuerpo con los entornos, y por eso pueden afectar de lleno. para ser humanos, tarea hoy en desuso, habría que aprender a jugar con eso. (51)
Ignacio Castro Rey, Lluvia oblicua, Pre-textos, Valencia 2019
La razón por la que solo me siento “cercano” a la teoría del error moral, en vez de admitirla plenamente, es porque no pienso que sea necesario que tengamos que entender los juicios morales de modo literal (que es lo que presupone aquella teoría): cuando yo digo que asesinar o violar están moralmente mal, no quiero decir (ni presupongo que eso es lo que pretende decir quien así se expresa) que esas acciones son “intrínsecamente malvadas” con independencia de cómo lo perciba moralmente cada persona; solo quiero decir que a míme parecen moralmente abominables, que experimento una profunda sensación de rechazo ante la posibilidad de que sucedan hechos así y que también experimento una sensación parecida ante la posibilidad de que haya personas que no sientan ese rechazo. Expresar todo esto mediante una oración que parece afirmar una verdad objetiva (“el asesinato esmoralmente malo”) sería en realidad una metáfora, una forma de hablar que nos resulta cómoda y útil en nuestra vida cotidiana, pero que no es preciso interpretar literalmente como una afirmación metafísica sobre la existencia en el mundo de entidades tan “extrañas” como los valores morales. Por ello, no tiene sentido decir que son afirmaciones “erróneas”, tal como sostiene la teoría del error moral. Una forma de resumir mi posición sería con la frase que afirma que no existen los valores, solo existen las valoraciones, las de cada sujeto, y los juicios morales son únicamente la expresión metafórica de esas valoraciones subjetivas. (19-20)
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
Jesús Zamora Bonilla, Contra apocalípticos, Shackleton Books, 2021
Bibliografia:
(J.L. Mackie, La invención de lo bueno y lo malo, Gedisa, Barcelona (2008))
Si tuviera que seleccionar un solo mensaje de entre todos los argumentos que presento en esta obra para que perdurase en la memoria de los lectores, sería el de que la única actitud racional ante un debate que se refiere a asuntos dominados por la incertidumbre y la complejidad es la de no aferrarnos con demasiada vehemencia a nuestras convicciones morales, sean estas las que sean. Por este motivo, me ha parecido útil dedicar el resto de esta parte introductoria a presentar muy sucintamente las líneas generales de ese “relativismo ético” que me parece el más apropiado en el mundo contemporáneo; un relativismo que no consiste en estar convencido de que “todo es igual”, sino en ser consciente de la “relatividad” de los valores de cada uno, de la “falibilidad” de nuestros argumentos y principios éticos, y de que a menudo conviene que relativicemos la importancia que cada uno le da a cada cosa. Soy consciente de que las personas para las que una firme convicción moral es algo valiosísimo e imprescindible tienden a sentirse más ofendidas por alguien que les quita importancia a dichas convicciones que por alguien que simplemente tiene las convicciones contrarias, aunque igual de firmes: a la gente le suele indignar que otros “relativicen” sus aspiraciones y sus creencias. Pero dejar de hacerlo “por no molestar” es el camino seguro hacia un mundo poblado por fanáticos. (15-16)
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
Jesús Zamora Bonilla, Contra apocalípticos, Shackleton Books, 2021
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
Normal 0 21 false false false ES-TRAD X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; text-align:justify; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-ansi-language:ES-TRAD; mso-fareast-language:EN-US;}
Les xarxes s’encarreguen de seleccionar i oferir-nos aquells continguts més eficaços a despertar-nos aquestes emocions d’acord amb la nostra sensibilitat i preferències personals. Així, generen la nostra filter-bubble personalitzada, una bombolla que ens manté aïllats de totes les notícies i publicacions que no ens facin sentir les emocions que més ens agraden i enganxen.
Les xarxes ataquen contínuament el nostre taló d’Aquil·les emocional, explotant les nostres emocions més fàcils d’excitar. Hauríem de sentir-nos utilitzats cada cop que ens quedem atrapats consumint mems, tuis i posts, tot de tipus d’informació fragmentada i descontextualitzada que ens emociona però que ens dona una visió molt superficial de la realitat. Autodefensa 110
Na Pai, La nostra atenció ha estat raptada. Autodefensa i supervivència a l’era de la distracció, tigre de paper, Manresa 2021
Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura
¿No les parece raro que cada vez haya más filósofos en la tele o la radio? De unos años a esta parte, y más allá de la ficción (recuerden la serie Merlí), no cesan de brotar programas que buscan en la filosofía un punto de vista distinto y de más largo alcance. Ahí están el Taller de Filosofía de Reyes Mate, el Pienso luego existo y la sección de Maite Larrauri (luego Miquel Seguró) en TVE. O las colaboraciones de Ana Carrasco y Juan Carlos Ruíz en la Cadena Ser, además de la serie de programas que ha ido produciendo Radio Nacional de España (Pienso, luego estorbo, Filosofía en el viaje, Gente despierta, o los Diálogos en la cavernaque dirigí yo mismo junto al filósofo Juan Antonio Negrete). Y todo ello sin contar con los innumerables canales de YouTube, podcasts, blogs y webs de divulgación filosófica que proliferan en las redes.
Parece que, contra los tópicos al uso, la filosofía comunicay llega a la gente. Algo que tampoco resulta difícil de explicar. Al fin, la filosofía trata de problemas que no pueden dejar indiferente a nadie (el sentido y naturaleza de la realidad, la identidad humana, la muerte, la verdad, la justicia, la bondad, la belleza…), e invita a tratarlos en un diálogo abierto que compele a todos a pensar y a pronunciarse.
Y todo ello a pesar de que la filosofía es – como cualquier otra ciencia – un saber bastante críptico. No por elitismo alguno, sino por tratar de cosas que rozan los límites mismos del lenguaje y que obligan a veces a forzarlo, a inventarlo incluso. De cualquier manera, y pese a ese carácter críptico, la filosofía atrapa a mucha gente. Quizás por esa especie de expectativa (y necesidad) de sentido que se despierta o reaviva al contacto con ella. Mis alumnos, por ejemplo, no siempre entienden todo lo que se debate en clase, pero entienden muy bien que hay ahí algo muy grande que entender, algo sin lo que la vida parece menos consciente e interesante. Pasa igual con muchas obras de filosofía: uno se engancha a ellas porque anticipa que en ese intrincado bosque de ideas y palabras en que apenas puede uno orientarse, se esconde una forma nueva y reveladora de comprender las cosas.
Por otro lado, la abundancia de filosofía en los medios de comunicación tiene que ver, a mi juicio, con una cierta afinidad entre estos y la filosofía. Antes de nada, porque la filosofía no es más que un afán permanente por comunicar. A diferencia de la ciencia (que cuenta con datos, hechos, fórmulas, métodos…) la filosofía, que todo lo discute (empezando por la existencia de los hechos o la validez de los métodos), no tiene otra manera de ponerse a prueba que la de someterlo todo a la forma común de los argumentos, de la razón comunicada, del diálogo.
Además, la televisión, la radio y las redes, en su obsesión por visibilizarlo y desmitificarlo todo (nada queda hoy a salvo de la cámara, el comentario, el aforismo, el diálogo vehemente de tertulianos o internautas…), constituyen un nicho extraordinario para la proliferación de la filosofía. La completa secularización del mundo impuesta por la caverna mediática – ese plató universal sin paredes, escenario, altar o tribuna, en torno al cual vivimos todos y en el que nada es ya indiscutible o sagrado – deja a la filosofía (igualmente desmitificadora, desveladora, polémica) como una instancia familiar en la que buscar sentido y anclar las inquietudes más trascendentes. Fíjense que hasta el político se representa hoy como un filósofo en los medios, rodeado de ciudadanos con los que habla y dialoga en el mismo plano horizontal – sin ángulos ni desniveles, todo transparencia y equidad democrática – que simula el plató mediático.
Por supuesto que sobre esto también hay (¿cómo no?) la correspondiente controversia filosófica. De un lado (y por remedar la vieja distinción de Umberto Eco), los más “apocalípticos” afirman que la presencia de filósofos en los medios es una payasada que contribuye a legitimar el embrutecimiento de la ciudadanía y a demostrar que todo, incluyendo la actitud radicalmente crítica que compete a lo filosófico, cabe en la programación televisiva. Y de otro lado, los “integrados” que creen (creemos) que hay pocas cosas más interesantes para un filósofo que los medios de comunicación. Básicamente porque es en ellos donde se construyen hoy la representación del mundo y la misma conciencia representante. Solo allí, en esa caverna audiovisual cuyas imágenes y voces constituyen y suplen nuestra propia conciencia, es donde tiene sentido situar el espejo (siempre a romper por la Alicia del cuento – en griego “Alicia”, alétheia, significa “la verdad” –) de la especulación filosófica.
EL PODER ÉTICO DE TRANSFORMACIÓN Y SUS CONSECUENCIAS POLÍTICAS
Luis Roca Jusmet
Como sabemos, en sus tesis sobre Feuerbach, Karl Marx afirmó que los filósofos debían pasar de interpretar a transformar el mundo. Martin Heidegger hizo una crítica contundente de esta afirmación: Para transformar el mundo hay que interpretarlo, y en esta interpretación entra la necesidad de que sea transformada. Heidegger tenía razón: Marx parte de una interpretación del mundo que además implica un diagnóstico y un remedio. Diagnóstico y remedio que, a su vez, suponen un ideal. El ideal de Marx es una sociedad donde los seres humanos estén emancipados, vivan “aportando según su capacidad y viviendo según su necesidad”. Es un ideal de libertad humana, aunque Marx sabía algo que su contemporáneo Mill ( que escribió el imprescindible libro “Sobre la libertad”) parecía querer ignorar: pasa ser libre hacen falta una condiciones materiales dignas y unos derechos y oportunidades para todos. Marx elaboró todo un proyecto ético-político para llegar a este ideal, que sería lo que llamó comunismo. El caso es que el proyecto de Marx fracasó: las dos grandes revoluciones que se hicieron en su nombre, la rusa y la china, no dieron como resultado la emancipación deseada. Sobre las causas políticas de este fracaso no voy a entrar. Voy a centrarme en la dimensión ética y sus consecuencias políticas.
El filósofo Pierre Hadot, que consideraba que la filosofía debía entenderse como una práctica, empieza su artículo “Ejercicios espirituales” con la siguiente cita :
“¡Emprender el vuelo cada día! Al menos durante un momento, por breve que sea, mientras resulte intenso. Cada día debe practicarse un “ejercicio espiritual”- solo o en compañía de alguien que, por su parte, aspire a mejorar. Ejercicios espirituales. Escapar del tiempo. Esforzarse por despojarse de sus pasiones, de su vanidades, del prurito ruidoso que rodea al propio nombre ( y de cuando en cuando escuece como una enfermedad crónica). Huir de la maledicencia. Liberarse de toda pena y odio. Amar a todos los hombres libres. Eternizarse al tiempo que nos dejamos atrás.
Semejante tarea en relación con uno mismo es necesaria, justa semejante ambición. Son muchos quienes se vuelcan por completo en la militancia política, en los preparativos de la revolución social, pero escasos, muy escasos, los que como preparativo revolucionario optan por hacerse hombres dignos”.
El autor de este texto es Georges Friedman, sociólogo francés nacido a principios del siglo XX. Marxista y próximo al Partido Comunista Francés. Como no estaba cegado por el fanatismo ideológico se dió cuenta de que los dirigentes y militantes que debían dirigir la revolución dejaban mucho que desear a un nivel ético. Entiendo por ética los principios internos que modelan el carácter y orientan nuestra acción. Si los revolucionarios son vanidosos, resentidos, mezquinos (“indignos”) poco podemos esperar de lo que harán una vez ejerzan el poder. Ya Spinoza empezó su “Tratado político” diciendo que los filósofos idealizan a los humanos considerando sus pasiones como vicios y no entienden que son su naturaleza. Lo cierto es que la ideología no es un elemento transformador sino un discurso que, si no hay un trabajo interno, se sostiene en las propias pasiones. El discurso revolucionario puede sostenerse en un afecto que es la indignación, pero la indignación no nos dignifica, no nos hace más libres. Está, por supuesto, este afecto tan poderoso y peligroso que es la vanidad, al que hay que combatir si queremos mejorarnos y mejorar la sociedad.
Hay entonces una propuesta ética que viene de la filosofía. Su poder transformador tiene implicaciones políticas, No se trata de sustituir la política por la moral, tal como habían criticado filósofos de la emancipación como Jacques Rancière. Tampoco de un planteamiento idealista que pretenda que para cambiar las estructuras sociales, políticas y económicas primero hay que cambiar las mentalidades y las actitudes. Se trata de plantear que hay que hacer un trabajo interno, un trabajo ético para ir transformando las relaciones y para preparar el tipo de sociedad que deseamos. Ni la ética es condición para la transformación política ni la política para la transformación ética. Hay trabajos muy interesantes, como el de Axel Honneth, que plantean propuestas desde un equilibrio entre la ética y la política. pero no abordan esta propuesta de transformación ética que plantearán filósofos como Spinoza o como Michel Foucault, a los que voy a referirme en este texto. No incluyo a Pierre Hadot porque no da a su planteamiento una dimensión política, que es la que nos interesa.
Baruch Spinoza plantea en su libro central, “Ética”, todo un trabajo interno de liberación de la servidumbre de las pasiones para ser capaz de vivir de manera libre y racional. Hay que apuntar que Spinoza siempre entiende la racionalidad desde los fines y no los medios. La razón nos lleva a entender que solo podemos desarrollar nuestra potencia, y por tanto ser felices, si somos capaces de cooperar y compartir con los otros. Nuestra emancipación no nos aleja de los otros sino que nos lleva a ellos. Esto le llevó a ser el primer moderno que reivindicaba la democracia como el mejor sistema posible. Spinoza me parece, por tanto, una de las referencias fundamentales para estos “ejercicios espirituales” que nos llevan a mejorar y a luchar para una sociedad mejor.
Pero a quién me voy a referir sobre todo es a Michel Foucault. Básicamente al curso que dio en el Collêge de France a principios de 1982. Aquí el filósofo francés da un giro y entiende no el sujeto como sujeto ( a campos de saber, redes de poder) sino que abre la posibilidad de construir un sujeto ético, a una práctica de libertad. El proyecto de Foucault es un proyecto ético pero con implicaciones políticas. En este curso hay toda una propuesta de ejercicios para que esta transformación interna sea posible. Pero lo importante es que esta transformación interna no se entiende como una búsqueda de sí mismo. En numerosas entrevistas Foucault deja claro que no es este su planteamiento. Se trata de que un sujeto pueda construirse a partir de nuevas relaciones consigo mismo y con los otros. Esto queda muy claro en el curso citado. Es la propuesta del cuidado de sí, pero entendido en relación con el cuidado de los otros. Se trata de compartir, que es la vía que nos permite cuidarnos, cuidar de los otros y dejar que nos cuiden. No hay en la propuesta ética de Foucault nada que tenga que ver con el sujeto neoliberal como empresario de sí mismo. El mismo Foucault, en los dos cursos siguientes ha dado una dimensión política a su propuesta, centrándose sobre todo en la parrêsia o el coraje de decir la verdad.
De lo que se trata es de la importancia que tiene este trabajo ético para avanzar en el camino de la emancipación. Entender que la emancipación no vendrá con una revolución, como han demostrado la experiencia rusa y china. La emancipación es una transformación silenciosa que debe empujarnos a una transformación social, que a su vez supondrá unas condiciones materiales dignas para todo el mundo (aquí estaría la propuesta de renta básica universal o salario social) y unas sociedad que potencia la igualdad de oportunidades y de derechos para poder desarrollar este camino ético que elegimos. Hemos de salir de la falsa dicotomía entre individualismo y comunitarismo y entender que la emancipación debe basarse en un nosotros que es la aceptación de la pluralidad de los sujetos singulares. Lo que hace la filosofía es aportar son conceptualizaciones que nos permitan ver analizar la realidad de una manera diferente a lo que plantea la ideología dominante. Pero es importante entender que la lucha ideológica no es una lucha de discursos, sino que deben contraponerse modos de vida diferente. Pero estos modos de vida diferente no lo son porque se viva en mundos diferentes.
Divendres, 28 de gener 2022 - Horari: 18 h
Entrada lliure
FILMOSOFIAAdaptació de la novel·la homònima de Harper Lee. A l’època de la Gran Depressió als Estats Units d’Amèrica, en un poble del sud, Atticus Finch (Gregory Peck) és un advocat que ha de defensar a un home negre acusat d’haver violat a una dona blanca. Malgrat que la innocència de l’home és evident, el veredicte del jurat és tan previsible que cap advocat acceptaria el cas, excepte Att
... (... continúa)L’enorme ventall d’eufemismes que utilitzem al nostre dia a dia, i que tenim consensuats sense cap problema, han fet que la immoral perversió del llenguatge en les intervencions militars passi desapercebuda i no esdevingui un problema de què hauríem d’estar preocupats.
Si bé és cert que la guerra i les intervencions militars no són un tema que tractem constantment en el nostre dia a dia, hauríem de ser conscients de la realitat que amaga el persuasiu llenguatge dels mitjans de comunicació i del perill que suposa l’amagatall eufèmic dels polítics.
Considero que aquesta allau d’eufemismes arrela en l’alienació dels polítics i grans líders defensors d’idees bèl·liques i en la benedicció i popularitat que aquests puguin tenir entre la població. Dit d’una altra manera, el desig capitalista d’esdevenir cada cop més popular i de mantenir un elevat estatus social ha desembocat en l’endolciment d’accions clarament injustes i immorals, i en la sensibilitat hipòcrita de la població envers aquestes situacions criminals i intolerants.
De manera que el conflicte invasiu amb un rerefons antisemític de Palestina i la violència del moviment sionista és anomenat per potències occidentals com un ‘’conflicte social de defensa’’, i és percebut per la majoria de la societat com un acte terrorista de caràcter palestí. Els enormes eufemismes dels mitjans de comunicació oculten la veritable invasió i els bombardejos i massacres practicades per un govern expansionista que no vol reconèixer que el que anomena ‘’intervenció’’ i ‘’sortides de la força aèria’’ no són res més que un acte que ha provocat la mort de milers de civils desarmats, innocents, que només volien defensar les seves llars.
El veritable problema és la il·legitimitat amb què aquests eufemismes són utilitzats i l’impacte social que aquests tenen en les comunitats i societats en què habiten persones originàries dels països afectats, que veuen que les seves afeccions són reduïdes a una simple guerra unilateral, d’ocupació, amb un rerefons socioeconòmic.
Només cal observar i analitzar la manera amb què els mitjans de comunicació es refereixen a les invasions militars amb un rerefons geoestratègic i econòmic, a l’expropiació injusta, a les massacres i atemptats contra civils desarmats, per adonar-se que els eufemismes han sobrepassat la línia de la moralitat, tot convertint-se en un parany per detectar la despietat humana i la perversió cada cop més present del llenguatge.
Ras i curt, recórrer als eufemismes en circumstàncies que amaguen la immoralitat bèl·lica i la injustícia no és més que la perversió creixent del llenguatge, una activitat que acabarà per deshonrar i eliminar la integritat de la societat i de la parla.
La revelación de la que participa el poeta es una verdad tan simple como abrumadora: «Espíritu y ser son uno y lo mismo». La realidad tiene una naturaleza espiritual y el pensamiento puede mejorar el mundo. Siendo así, el hombre ha de elegir entre dos vías: la recta es la del ser; la equivocada, la del no-ser. Hay una tercera vía, la que recorren los ignorantes, quienes en su perplejidad creen que tanto el ser como el no-ser tienen una existencia real. Son individuos sordos y ciegos («hombres de dos cabezas») que creen que una cosa puede existir primero y luego dejar de existir. (129)
Desde un primer momento, «lo que es» constituye el centro de la investigación. El ser tiene ciertas propiedades constitutivas. No se ha generado nunca y nunca desaparecerá. Se encuentra al margen del movimiento y la multiplicidad, y nada tiene que ver con el no-ser, que de hecho es inconcebible. De un modo muy oriental, Parménides hace surgir el mundo de la apariencia de la oposición entre la luz primigenia y la oscuridad. (129)
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
Juan Arnau, Historia de la imaginación, Espasa. Editorial Planeta, Barcelona 2020
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
Pitágoras descubrió un vínculo esencial entre la música y el espacio, entre la altura de los sonidos y las longitudes de las cuerdas de la lira. De esa relación extrajo una idea fundamental de su filosofía: el concepto de «armonía». Las escalas musicales podían aplicarse a los diferentes ámbitos de la realidad, tanto al cuerpo humano como al movimiento de las estrellas. Su descubrimiento era esencialmente práctico: la sabiduría consistiría en la capacidad de restablecer el equilibrio allí donde se hubiera roto. Siendo la música la expresión más perfecta de la naturaleza armónica de la realidad, podría utilizarse para purificar el alma. Y puesto que el alma armonizaba las pasiones del cuerpo, la música era la mejor medicina. (78)
Los números pasaron a considerarse los principios o elementos constituyentes de lo real, pues no eran únicamente cuantitativos, sino que poseían propiedades cualitativas y una significación moral. Todo número tenía asociada una perfección y su contrario. Expresaba, en cierto modo, las «tensiones esenciales» que dominaban la naturaleza de la experiencia. Por Los números pasaron a considerarse los principios o elementos constituyentes de lo real, pues no eran únicamente cuantitativos, sino que poseían propiedades cualitativas y una significación moral. Todo número tenía asociada una perfección y su contrario. Expresaba, en cierto modo, las «tensiones esenciales» que dominaban la naturaleza de la experiencia. Por ejemplo, el 8 era la Luz y la Oscuridad; el 3, el Uno y lo Múltiple; el 5, lo Masculino y lo Femenino; el 9, lo Bueno y lo Malo. Una tensión que puede resolverse cuando lo perfecto se concibe como algo que limita la imperfección. Esta armonía numérica relacionaba lo científico con lo místico, el orden cósmico con el orden moral. (78-79)
Juan Arnau, Historia de la imaginación, Espasa. Editorial Planeta, Barcelona 2020
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}Juan Arnau, Historia de la imaginación, Espasa. Editorial Planeta, Barcelona 2020
La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en sus facultades corporales y mentales que, aunque pueda encontrarse a veces un hombre manifiestamente más fuerte de cuerpo, o más rápido de mente que otro, aún así, cuando todo se toma en cuenta en conjunto, la diferencia entre hombre y hombre no es lo bastante considerable como para que uno de ellos pueda reclamar para sí beneficio alguno que no pueda el otro pretender tanto como él. Porque en lo que toca a la fuerza corporal, aun el más débil tiene fuerza suficiente para matar al más fuerte, ya sea por maquinación secreta o por federación con otros que se encuentran en el mismo peligro que él.
Y en lo que toca a las facultades mentales (…) encuentro mayor igualdad aún entre los hombres, que en el caso de la fuerza. (…) Lo que quizá haga de una tal igualdad algo increíble no es más que una vanidosa fe en la propia sabiduría, que casi todo hombre cree poseer en mayor grado … la naturaleza de los hombres es tal que, aunque puedan reconocer que muchos otros son más vivos, o más elocuentes, o más instruidos, difícilmente creerán, sin embargo, que haya muchos más sabios que ellos mismos: pues ven su propia inteligencia a mano y la de otros hombres a distancia. (222-223)
De esta igualdad de capacidades surge la igualdad en la esperanza de alcanzar nuestros fines. Y, por lo tanto, si dos hombres cualesquiera desean la misma cosa, que, sin embargo, no pueden ambos gozar, devienen enemigos y en su camino hacia su fin (que es principalmente su propia conservación, y a veces sólo su delectación) se esfuerzan mutuamente en destruirse o subyugarse. Y viene así a ocurrir que, allí donde un invasor no tiene otra cosa que temer que el simple poder de otro hombre, si alguien planta, siembra, construye, o posee asiento adecuado, pueda esperarse de otros que vengan probablemente preparados con fuerzas unidas para desposeerle y privarle no sólo del fruto de su trabajo, sino también de su vida, o libertad. Y el invasor a su vez se encuentra en el mismo peligro frente a un tercero. (224)
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
PRIMERA PARTE: DEL HOMBRE
Capítulo XIIINormal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
De la condición natural del género humano, en lo que concierne a su felicidad y miseria
Thomas Hobbes, Leviatán, Editora Nacional, Edición preparada por C. Moya y A. Escohotado, Madrid 1983, segunda edición corregida
… la razón no es sino cálculo (esto es, adición y sustracción) de las consecuencias de nombres generales convenidos para caracterizar y significar nuestros pensamientos; digo caracterizar cuando calculamos por nosotros mismos y significarcuando demostramos o probamos nuestros cálculos a otros hombres. (149)
… todos los hombres razonan de modo similar por naturaleza y razonan bien cuando tienen buenos principios. Porque ¿quién es tan estúpido como para equivocarse en geometría y persistir en ello cuando otro le muestra su error? (153)
El orgullo somete al hombre a la cólera, el exceso de la cual es la locura llamada IRA y FURIA. Y ocurre así que el excesivo deseo de venganza, cuando se hace habitual, daña a los órganos, y se convierte en ira, que el amor excesivo, con celos, se convierte también en ira, que la opinión excesivamente elevada de sí mismo, por inspiración divina, por sabiduría, conocimiento, formas y cosas semejantes, se convierte en distracción y disipación, que la misma, unida a la envidia, en ira, que la vehemente creencia en la verdad de cualquier cosa contradicha también se convierte por otros, en ira. (178)
PRIMERA PARTE: DEL HOMBRE
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}Capítulo V
De la razón y la ciencia
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
Thomas Hobbes, Leviatán, Editora Nacional, Edición preparada por C. Moya y A. Escohotado, Madrid 1983, segunda edición corregida
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
Thomas Hobbes, Leviatán, Editora Nacional, Edición preparada por C. Moya y A. Escohotado, Madrid 1983, segunda edición corregida
Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura.
Una forma disimulada para decir lo mismo era recurrir a la transversalidad. “Es que eso que tu das es tan importante – me decían sin reprimir demasiado una sospechosa sonrisilla – que ha de impartirse de manera transversal”. De manera transversal significaba igualmente “que lo podía dar cualquiera” cuando lo considerase oportuno, lo que solía ser nunca (que, para darlo mal, venía a ser lo mejor).
Con la nueva ley educativa (la LOMLOE) la cosa de la transversalidadha mejorado un tanto. Ahora no es algo marginal, sino estructural, de manera que todos los profesores han de orientar la enseñanza de sus materias al logro de unas mismas competencias transversales. Esto no significa que se minusvaloren las materias, pues para ser realmente competente en algo (en comunicarse con eficacia, en hablar idiomas, en aplicar la metodología científica, en ejercer una ciudadanía activa, etc., etc.) hay que conocer los fundamentos de esa competencia. Por ejemplo: la gramática con la que se comunica uno, los paradigmas científicos que dan sentido a la metodología… O los fundamentos éticos del comportamiento cívico.
Es curioso que la correspondencia entre ciertas competencias y materias le parezca a todo el mundo muy clara, y que la que se da entre otras no. Así, cuando dices que para desarrollar la competencia ciudadana o el pensamiento crítico hace falta una sólida formación ética y filosófica (igual que para desarrollar las competencias comunicativa o artística hacen falta muchas clases de lengua o de plástica) todavía hay algunos que saltan con el viejo cuento de la transversalidad. ¡Es que valores o pensamiento crítico lo damos todos! (Es decir, cualquiera).
Craso error. La educación cívica y en valores requiere de un saber profundo y especializado exactamente igual que la lengua, la matemática o el inglés. Es cierto que en todas las materias se pueden transmitir valores (igual que en todas se habla, o se calcula, o se puede hablar otro idioma). Pero una cosa es transmitir valores y otra tratar de ellos (igual que una cosa es hablar y otra tratar del habla, una calcular y otra estudiar las bases del cálculo, etc.). Solo la ética se ocupa de la naturaleza y fundamento de los valores, del marco filosófico en que se inscriben y de la controversia en torno a su legitimidad.
Ocurre lo mismo con el llamado “pensamiento crítico”, una competencia transversal (como todas) que también precisa de una materia en la que no solo se use o ejercite, sino en la que se tematice y trate. Esta materia ha sido siempre la filosofía. No por simple tradición, sino porque la filosofía es la única disciplina especializada de manera general y radicalen la categorización y análisis de las ideas. Lo es de forma generalporque la filosofía trabaja en el espacio transdisciplinar a todos los saberes y es, por así decir, la especialista en lo “global” (es decir, en tratar de las categorías generales de lo real). Y lo es de forma radical porque la filosofía es la disciplina que aplica el análisis crítico sin ángulos ciegos (sin supuestos de partida), no solo verificando y valorando la información, sino también los propios criterios de verificabilidad y valor (empezando por los de la ciencia). Como suelen decirme los alumnos, la clase de filosofía es la única en que se puede hablar críticamente de todo y en todos los sentidos sin temor a “salirte del tiesto”.
Una educación, en fin, que promueva una verdadera competencia ciudadana y crítica, más allá del simple adoctrinamiento en valores o el reconocimiento de falacias o información falsa, ha de dotar a la ciudadanía tanto de la capacidad ética para legitimar esos valores, como de la capacidad filosófica para generar representaciones organizadas de la realidad (la desinformación juega con el desorden y la mezcla de categorías), analizar todo tipo de supuestos infundados, y plantearse cuestiones lógicas y epistemológicas con cierto nivel de complejidad.
Valórenlo críticamente. La escuela como mera transmisora de información carece ya de sentido. Disponemos de ella por todas partes. De lo que se trata ahora es de enseñar a los alumnos a organizarla y analizarla críticamente; y a sobreponerse a ella, actuando con autonomía de criterio y en orden a principios éticos. Y todo eso, en sentido propio, no lo puede enseñar cualquiera.
La vulnerabilidad es una cuestión vinculada con la biología , como especie el hecho de que nuestras vidas se sientan vulnerables significa que en cualquier momento estamos a merced de las circumstancias - Un virus puede hacernos sentir como especie con fragilidad suficiente como para desaparecer en cualquier momento . En el fondo en la obra de Nietzsche ya vemos esta idea cuando nos advierte de ese sentimiento de los humanos de creernos superiores a toda la creación. La vulnerabiidad es por tanto un tema de especie, de pensarnos no immortales , de reducirnos a tiempo y espacio , de encontrarnos en un sentido absolutamente ligero y caduco .
Otro de los conceptos que nos definen como humanidad és incertidumbre , que atiende a razones sociales no biológicas. Aquí las instituciones juegan un papel básico para ayudarnos a crear mayor o menor incertidumbre , Lo que está pasando a nivel social es que el aumento de descredito institucional ha generado una falta de información clara , diáfana, que permita que el ciudadano no ande vageando dando tumbos por ahí. Hoy las autoridades no ofrecen certeza alguna a nivel médico, social , estatal o político. Al contrario generan un alud de contradicciones en la información, en el conocimiento necesario, en las leyes y restricciones, en las ayudas, lo que todavía genera más incerteza e inseguridad social , la gente anda con ese sentimiento de no saber a que atenerse porque no hay consignas claras .
EL último concepto es el de post verdad y negativismo y se vincula con los aspectos individuales de nuestra supervivencia económica . La crisis económica y el deterioro producido por las ideas anteriores ha generado ricos muy ricos y pobres muy pobres , lo que ha difuminado a la clase media o mediana , aburguesada que vivia con cierta comodidad . Hoy el sentirnos fracasados económicamente significa que el consumo nos incita a comprar , a desear , en un objeto de deseo insaciable que no podemos satisfacer nunca, puesto que más y más el mercado nos pide comprar , El paro, las pensiones, la situación económica en franca recesión , ofrece un abandono económico a los más vulnerables , a los que no tienen nada ..
Frente a estas tres ideas se cuece todo , vulnerabilidad, incertidumbre y post verdad lo que nos advierte que nunca debemos mirar arriba siempre hacia abajo , por eso pasearnos por una gran ciudad nos obliga a bajar la mirada frente a la mujer enajenada que medio desnuda bebe un brick de vino , el conjunto de pobres sin techo que dormitan como si fueran autenticos eremitas que vivian en cuevas en los espacios recogidos de las paredes con sus arcos en la catedral , de los indigentes que andan tirados en la calle gritandole a los paseantes que no se metan con ellos porque todos somos libres de vivir como queremos en plena calle alrededor de una gran libreria de consumo intelectual , en fin que llorar es fácil hoy si salimos a dar una vuelta
Del cervell humà s’ha dit que és l’objecte més complex de l’Univers. Potser sí, però en qualsevol cas és un objecte limitat que, per raons de consum energètic i d’espai, no és capaç de processar la quantitat ingent d’informació que capten els sentits. Només amb la llum que arriba als ulls i que estimula els cent milions de cèl·lules fotosensibles que hi ha a cada retina, es generen 70 gigabytes d’informació cada segon en cada ull. Això equival a gairebé 80 hores de vídeo en qualitat full HD. Cada segon. En cada ull.
De tot aquest volum d’informació, el nervi òptic en transmet un megabyte per segon al cervell, una ínfima part. A més, el nervi travessa la retina en un punt on, evidentment, no hi ha cèl·lules sensibles a la llum. De tot l’entapissat de cèl·lules que capten i processen la llum, només un 2% (la fòvea) proporciona agudesa visual, mentre que la resta està especialitzada a respondre en situacions de baixa il·luminació. El resultat de tot aquest mecanisme, modelat per atzar i selecció al llarg de milions d’anys d’evolució, és que el cervell rep una informació filtrada que s’ha seleccionat prioritzant el contrast, és a dir, les vores i les zones on hi ha un canvi de lluminositat o de moviment. Basant-se en aquesta petita part d’informació sobre el món, el cervell se’n construeix una imatge a partir dels records. Es tracta d’un veritable procés de construcció que, com resulta evident, té limitacions a l’hora d’apreciar tots els detalls del que realment succeeix davant dels ulls. I d’això se n’han aprofitat els mags des de fa milers d’anys.
Des de l’Antic Egipte fins al segle XIX, seguint el també antic mètode de l’assaig i error, els mags han creat jocs que burlen aquests mecanismes i creen situacions impossibles a la ment de l’espectador. Han fet el que avui se’n diria hackejar el cervell. Els avenços de la neurociència de les últimes dècades han permès entendre alguns d’aquests mecanismes en profunditat i catalogar les limitacions del cervell que els mags encara fan servir per deixar el públic bocabadat. Aquestes són algunes de les més utilitzades.
1.La mà és més ràpida que la vista[www.w3.org] viewBox="0 0 3543 2362"%3E%3C/svg%3E" />PERE TORDERALes cèl·lules de la retina són sensibles a la llum perquè contenen uns pigments que l’absorbeixen. Un cop absorbida una certa quantitat de llum, els pigments s’esgoten i necessiten un teps de foscor per regenerar-se. Per aquesta raó i com a conseqüència de l’escassa quantitat de cèl·lules que proporcionen agudesa visual, quan mirem alguna cosa els ulls es mouen contínuament per escombrar l’objecte o l’escena que estem observant a cada moment. Tot i que aquest procés és inconscient, implica uns moviments durant els quals no es percep res i que duren entre 150 i 300 mil·lisegons. Se’n poden fer tres o quatre cada segon. A tot això s’hi han d’afegir els parpellejos, que duren una mica menys de mig segon i que es produeixen cada tres o cinc segons. Tot plegat fa que la informació que ens arriba del món a través dels ulls hi arribi a salts, de manera discontínua. El cervell agafa aquests senyals intermitents i els farceix per construir una imatge mental contínua tant en l’espai com en el temps. De vegades, però, s’equivoca i hi ha coses que li passen inadvertides. Sobretot quan algun canvi coincideix amb un parpelleig o un moviment ocular, o quan succeeix molt a poc a poc. I, també, esclar, quan es produeix molt ràpidament. Els mags saben perfectament que les maniobres ràpides per canviar monedes o cartes de posició poden passar desapercebudes. De fet, amb els primers aparells que permetien captar fins a quinze imatges per segon, a finals del segle XIX es va descobrir que el mag Antoine Arnauld feia canvis en una baralla de cartes que duraven tan sols una dècima de segon.
Una de les altres tècniques que utilitzen els mags i que té a veure amb la limitació de l’ull per apreciar tot el que es mou al seu voltant consisteix en fer moviments de diversos tipus alhora. L’objectiu és que un d’ells, el que aportarà l’efecte màgic, passi inadvertit. Això es pot aconseguir, per exemple, mitjançant la combinació d’un moviment vertical lent i una rotació ràpida, de manera que es mostri una nova cara d’un objecte, que pot ser d’un color diferent. Una altra opció és efectuar un moviment ampli al mateix temps que un de recorregut més limitat. En aquest cas, el cervell té tendència a fixar-se només en el més extens. Una cosa semblant passa quan es produeixen dos moviments però un d’ells ha començat abans que l’altre: l’espectador es fixa principalment en el que s’ha emprès primer. Alguns experiments de laboratori també suggereixen que un moviment curvilini capta més l’atenció que un de recte, de manera que constitueix una bona manera de focalitzar l’atenció de l’espectador i aconseguir que no es fixi en alguna maniobra d’ocultació, que el mag pot executar amb tota tranquil·litat sempre que ho faci fora de la trajectòria del moviment.
3.Mireu tots aquí (i no allà)[www.w3.org] viewBox="0 0 2454 2168"%3E%3C/svg%3E" />Els mags són experts en captar l’atenció i dirigir-la allà on volen amb l’objectiu que certes maniobres passin desapercebudes. Ho anomenen amb el terme anglès genèric de misdirection. Un dels principis que fan servir per aconseguir-ho és que el cervell no és capaç de parar atenció amb la mateixa intensitat a tots els punts de l’espai. De fet, quan es fixa l’atenció de manera continuada en una zona molt concreta, es deixa de processar la informació del que passa al voltant. Aquest efecte, anomenat supressió de la perifèria, serveix als mags per fer maniobres de les quals l’espectador no s’adonarà perquè tenen lloc fora del focus d’atenció. Per concentrar l’atenció en zones específiques, els mags utilitzen molt el llenguatge no verbal: la postura i, sobretot, els gestos que fan amb les mans capten l’interès del públic, el mantenen i el condensen en una zona de l’espai. L’altre element clau del llenguatge no verbal que els ajuda en aquest procés és la mirada. Allà on mira el mag, mira l’espectador. Allà on no mira el mag, ni tampoc el públic, acostumen a succeir algunes de les maniobres clau del joc.
4.Estigueu atents a això (i no us fixareu en allò)[www.w3.org] viewBox="0 0 1934 1404"%3E%3C/svg%3E" />El 1999 un vídeo publicat pels psicòlegs Christopher Chabris i Daniel Simons va fer la volta al món. Hi apareixien tres persones vestides de blanc i tres de negre que es passaven dues pilotes durant 30 segons. Els blancs se’n passaven una entre ells i els de negre feien el mateix amb l’altra, mentre tots ells s’anaven movent i creuant els uns amb els altres. Es demanava a l’espectador que comptés quantes passades feia l’equip blanc. La majoria encertava. En realitat, la tasca era senzilla: només requeria una mica de concentració per fixar-se bé en els moviments dels jugadors blancs i seguir pas a pas la trajectòria de la pilota. Si no ho heu provat de fer, deixeu de llegir, busqueu el vídeo, mireu-lo només una vegada, compteu les passades de l’equip blanc i tanqueu-lo. Ja està? Segur? Si no ho heu fet, tingueu clar que en la propera frase es desvela la gràcia d’aquest experiment viral sobre l’atenció, és a dir, ara: si heu comptat les passades, és molt probable que us hagi passat el mateix que a la majoria d’espectadors i no hagueu vist que, mentre els jugadors es movien i es passaven la pilota, un individu disfressat de goril·la desfilava entre tots ells, fins i tot s’aturava al bell mig de l’escena per picar-se el pit, seguia caminant i sortia del pla.
Podem tallar ceba i mantenir una conversa alhora perquè el procés de tall de verdures el tenim ben après i emmagatzemat a la memòria implícita. Ara bé, si hem de fer dues tasques que demanen molta atenció, com ara comptar passades i detectar l’aparició d’un goril·la en un context aliè a l’animal, o llegir missatges al mòbil i mantenir una conversa, no les podem fer a l’hora sense perdre informació de l’una o de l’altra. En aquests casos, la memòria a curt termini se satura i això afecta la capacitat d’atenció. Per més que la persona que tingueu davant us digui que us escolta mentre consulta compulsivament el telèfon, el cervell no és capaç de fer dues tasques exigents a l’hora sense cometre errors.
Els mags, naturalment, coneixen aquesta limitació i l’exploten contínuament. Una cosa que fan habitualment és formular preguntes o explicar alguna cosa que requereix l’atenció de l’espectador mentre executen les maniobres que volen dissimular. Amb aquesta tàctica no només aconsegueixen que el públic no pari esment a certes manipulacions, sinó que els permet que tampoc fixi amb precisió a la memòria el que està passant, de manera que un cop acabat el joc li serà impossible revisar la seqüència d’esdeveniments per detectar-hi el truc.
5.El que no es veu s'imagina[www.w3.org] viewBox="0 0 450 356"%3E%3C/svg%3E" />Quan anem a la platja i veiem una estrella de mar amb una alga que li cobreix una de les potes, el cervell tendeix a completar el que els ulls no veuen a partir de la resta d’informació que li arriba i experiències anteriors semblants. Podria ser que aquesta estrella de mar tingués una pota bífida com a conseqüència d’una malformació o que, simplement, no tingués pota perquè un bou de mar l’hi ha escapçat per cruspir-se-la. El cervell, però, infereix que sota l’alga hi ha una pota com les altres, una opció que, val a dir-ho, és la més probable. Els experiments mostren que quan falta informació visual el cervell tendeix a completar les imatges d’una manera simple i simètrica. Es tracta d’un procés inconscient i, per tant, inevitable. Quan els mags utilitzen el moviment o la manipulació de l’atenció, un espectador previngut i amb una mica de coneixement previ sobre els jocs pot controlar la seva atenció perquè el joc de màgia no sigui tan efectiu. En el cas del vídeo del goril·la, quan es fa l’experiment per segona vegada, és possible comptar les passades de l’equip blanc i al mateix temps fixar-se en el goril·la. En canvi, el mecanisme de reconstrucció d’una imatge parcialment oculta no es pot controlar perquè forma part dels processos inconscients.
Els mags utilitzen aquesta dèria de completesa del cervell per crear jocs a partir d’objectes que mai mostren completament, com són les cordes, les culleres doblegades, les anelles xineses i les mitges closques que el públic interpreta com a esferes.
I Congreso de Filosofía y Patrimonio. Universidad de Córdoba. Junto a Manuel Bermúdez y José Carlos Ruiz |
- La comunicación es la actividad esencial de la filosofía. No hay nada más que puede hacer el filósofo que comunicar, esto es, que someter a la forma común del habla, del logos, lo que piensa. No hay hechos, datos, fórmulas implícitas a las que agarrarse para sostener lo que dice, sino solo el decir mismo en cuanto logra ponerse en común, discutirse. Filosofar es lograr comunicar, expresar en algún lenguaje o código común cosas que tienden a desbordar el lenguaje o que, al menos, viven en su límite...
Ahora bien, la comunicación de la filosofía plantea numerosos interrogantes: ¿Qué diversos niveles podemos establecer en la comunicación filosófica? ¿Cómo es que hay cada vez más filósofos en los medios? ¿Cómo es que, contra tantos tópicos, la filosofía comunica y por qué? ¿Es la filosofía un saber necesariamente críptico? (Y si lo es, ¿tiene también lo críptico su "sex appeal"?) ¿Se ajustan los formatos y los fines comunicativos de los media a lo que podemos considerar, de manera estándar, que es el hacer filosófico o su divulgación? ¿En qué consiste la controversia propiamente filosófica en torno al papel de los filósofos en los medios: los apocalípticos y los integrados? ¿Qué es una buena divulgación filosófica y cuáles son las virtudes que caracterizan al buen comunicador en el ámbito de la filosofía? ¿Cómo ha de divulgarse el patrimonio filosófico, dada la ambigua relación de la filosofía con lo patrimonial?...
s Sobre todo esto tratamos el pasado 15 de diciembre en el I Congreso Internacional de Filosofía y Patrimonio, celebrado en la Universidad de Córdoba.
Como siempre que se aproxima una gran reforma, el patio educativo está revuelto. Una de las causas de ese revuelo es el sorprendente giro del ministerio de educación con respecto a la enseñanza de la ética y la filosofía en secundaria. En 2018, todos los partidos políticos acordaron recuperar el carácter troncal de ambas materias y reintroducirlas en cuarto de la ESO y Bachillerato. Pero en lugar de respetar este acuerdo, que fue portada de periódicos y demostró que las fuerzas políticas pueden coincidir de vez en cuanto en algo, la cúpula del ministerio se ha empecinado en suprimir la filosofía en la secundaria obligatoria y reducir su horario hasta hacerla impracticable en el bachillerato.
Y lo peor es que nadie sabe a qué se debe este olímpico desprecio. Más aún cuando todo el mundo, desde la UNESCO a los mayores expertos en educación, insisten en la importancia de la ética y el pensamiento reflexivo para la formación de una ciudadanía activa, crítica y comprometida con los valores democráticos y los desafíos del siglo XXI. Y eso por la sencilla razón de que todo ese conjunto de valores y compromisos éticos no se transmiten al alumnado recitándolos, soltando sermones o explicando sus orígenes históricos, sino a través de un diálogo filosófico paciente y argumentado en torno a las razones que nos mueven a asumirlos.
De otro lado, el espíritu competencial, integrador y transdisciplinar de la nueva ley educativa, ceñido a una metodología fundada en la comprensión y el desarrollo del pensamiento crítico y autónomo, está ligado a destrezas y actitudes que se corresponden exactamente con las de la práctica filosófica. Por ello, apostar decididamente por la filosofía es consistente con hacerlo por una educación moderna, eficaz, comprometida con los retos del futuro y capaz de educar al alumnado en formas de pensamiento que aporten una visión sistémica y global de los problemas, contribuyan a la lucha contra la desinformación, y promuevan la reflexión y el diálogo en torno a los valores que compartimos.
Es así que Extremadura tiene que dar otra vez ejemplo de coherencia, visión a largo plazo y espíritu innovador, corrigiendo los defectos de los decretos gubernativos y garantizando, en los mismos términos en los que ya se imparte, la formación ética y filosófica en nuestra comunidad. Así se ha solicitado al presidente de la Junta, a la consejera y al secretario general de educación, con idénticos argumentos a los que el propio PSOE usó hace unos meses para defender lo mismo (la permanencia de la filosofía y la ética en la ESO y su refuerzo en el bachillerato) en una propuesta de impulso aprobada por mayoría en la Asamblea, y de la que nadie entendería que se desentendieran ahora (máxime cuando la presentó el mismo partido que gobierna).
Lo que se solicitó en esa propuesta de impulso es, además, relativamente fácil de satisfacer. Lo primero, que se mantenga en nuestra región la materia optativa de Filosofía, que tan buena aceptación está teniendo en el último curso de la ESO, un momento vital y académico crucial para el alumnado y en el que las cuestiones relativas a la propia identidad, la relación con los otros, la información veraz, la legitimidad de las normas, el lugar de las emociones, los criterios de belleza o el sentido mismo de la vida, tan arraigadas en la adolescencia, han de ser tratadas con el cuidado que se merecen y en el ámbito educativo que le es más propio.
Lo segundo es reforzar la formación ética como cimiento de la educación ciudadana. No tiene sentido fiar a la educación la solución de todos los problemas sociales (la violencia, el machismo, la corrupción, el consumismo, la poca conciencia ambiental, el incremento de problemas mentales…) y dar luego a la ética un espacio y horario marginal (una cuarta parte de lo que se le da, por ejemplo, a la materia de Religión). Y no vale decir que se trata de un asunto transversal. ¿Por qué no es transversal la lengua o la historia? Al fin, todos los profesores hablan, y todos pueden mostrar la dimensión histórica de lo que enseñan. La respuesta es que la lengua o la historia son materias tan sumamente importantes que requieren de una enseñanza específica y especializada. Exactamente igual que la ética, materia con la que se dota al alumnado de las herramientas críticas y argumentativas, y el bagaje en filosofía moral necesario, para que pueda adoptar por sí mismo aquellos valores que considere razonablemente justos o convenientes.
Esperemos pues que la Consejería de Educación, coherente con el compromiso adquirido en favor de una educación que promueva el talante ético y reflexivo, la disposición al diálogo racional y la competencia para el pensamiento crítico y sistémico que requieren el desarrollo integral de las personas y demandan la sociedad y las empresas, esté a la altura de las circunstancias y dote a los futuros extremeños de la educación que, sin duda, se merecen.
Como profesora noto que la cantidad de conocimiento riguroso que tienen los jóvenes es cada día menor. En el sistema educativo desde hace unos veinte años no existe una cronología, el orden en que ocurrieron los eventos en la Historia. No lo conocen. No saben geografía. Se les ha enseñado esta manera muy políticamente correcta de aceptar y tolerar cosas y emociones, pero no tienen datos duros. La generación más joven de Estados Unidos de hoy nunca ha experimentado algún desastre –excepto ahora con la pandemia–, nunca ha vivido una guerra. No tengo duda de que el hecho de que mi padre y mis tíos fueran a la Segunda Guerra Mundial, el trasfondo del Holocausto, de Hitler, de la Guerra Fría con la Unión Soviética, la bomba atómica, la era atómica, todo eso formó parte de mi generación. Los jóvenes estadounidenses hoy no tienen noción alguna de lo frágil que puede ser la economía, no entienden cómo funciona. Parecen creer que el sistema político puede cambiarse radicalmente y que ellos podrán seguir yendo a Starbucks a comprar un café hecho con granos que vienen de África. No tienen el menor sentido de lo que implica el sistema masivo de distribución que hace posible que lleguen hasta ellos el chocolate y todo tipo de frutas y verduras. Creen que es mágico. Desde mi punto de vista, nos dirigimos a un tipo de gobierno basado en la sensiblería. Las figuras poderosas del gobierno hacen declaraciones que están llenas de una compasión que se derrite y, mientras tanto, todas las operaciones que cohesionan al mundo son invisibles para los jóvenes. De manera que me preocupa mucho lo que considero una educación muy pobre en Historia. Antes pensaba que esto solo ocurría en Estados Unidos. Obviamente por la estupidez del comportamiento que estamos presenciando en Oxford y en Cambridge, en Inglaterra, por parte de los estudiantes que repiten los mismos tópicos de las redes sociales, creo que este es un problema público que atañe a la élite educada en muchos lugares del mundo.
Es terrible estar en esta era post-libro. Es como el telégrafo. Todo se reduce a señales diminutas. Es terrible la habilidad de dar forma a las redes sociales utilizando robots a fin de multiplicar el número de mensajes para asediar a una figura política, instituciones académicas o compañías o lo que sea. Vivimos en un periodo de histeria. Resulta difícil creer que una organización de tal poder como el Imperio romano eventualmente caería en ruinas, desaparecería por completo. Nadie que hubiera vivido en esa época habría creído jamás que Roma sería olvidada. Hace doscientos años las familias aristócratas en Inglaterra enviaban a sus hijos al Grand Tour: ir a Europa a conocer los sitios principales. Una de las grandes lecciones consistía en contemplar las ruinas de Roma: ahí estaba un gigantesco e imparable poder militar, económico y político del que nada quedaba. Está el poema de Shelley Ozymandias que mira las ruinas de una estatua egipcia. Nada queda excepto esas piedras asoladas por el viento. Tres mil años de poderío egipcio desaparecidos. Los jóvenes deben saber esto. Piensan que todo es infinitamente sencillo porque han creado un paraíso social. No saben que existen todo tipo de problemas en cualquier cultura, incluso si se está en la cúspide. Siempre he trabajado por construir un currículum en el que invariablemente comienzo por estudiar la Edad de Piedra para lentamente ver cómo se fueron construyendo las entidades políticas, las leyes, Babilonia, Asiria, Sumeria. Esta es la sustancia que necesitan aprender. Hay que sacar a los jóvenes de este mundo fácil y superficial en el que viven con la histeria de las redes sociales. Hay que rescatarlos de eso. El iPhone es en extremo seductor y adictivo.
Me preocupa que ahora nos comunicamos a través de un lenguaje acotado, no de palabras sino de abreviaturas. La lectura enriquece la mente, le da una secuencia al pensamiento y permite que sigamos un argumento de un párrafo a otro. Ese encogimiento del lenguaje también ha afectado al periodismo. Los periódicos en Estados Unidos están desapareciendo por esta rivalidad con la red en que todo se expresa en estas pequeñas explosiones de contenido. Creo que esto es algo regresivo, pésimo para el desarrollo mental y emocional. Los jóvenes están siendo incapaces de razonar, de formarse una lógica. Me preocupa que toda una generación, al menos en los países desarrollados, no tenga la habilidad de leer largas secuencias de lenguaje y seguir un argumento. Esto los coloca en el nivel más elemental. Necesitan entender qué es una voz objetiva, pero hoy se afirma que no existe la objetividad, todo está cargado políticamente, todo es sobre los poderosos que gobiernan sobre los que no tienen poder. Antes solía haber una voz objetiva que uno podía poner a prueba contra los propios pensamientos y la habilidad que uno tuviera para seguir una línea de razonamiento. Dada la dominancia del iPhone, los maestros piensan que ahora la educación debe concentrarse solo en la justicia social, en llamados al activismo social; esto me parece terrible. Esa parte de la vida de una persona debería estar separada de los estudios académicos. Esa parte que está comprometida con causas, que es política, para mí no debería formar parte de la educación. La educación consiste en entrenar la mente, introducir a los jóvenes a la enormidad de la historia del mundo, a las tragedias del esfuerzo humano.
Uno de los grandes temas de la poesía ha sido siempre la inevitabilidad de la destrucción de los logros de la humanidad y la frustración de los deseos, el sentido trágico de la vida. Esa visión de la transitoriedad de la vida la obtenían de la religión. Para eso leíamos a Sófocles, a Tucídides, pero eso se acabó. Claro que uno puede intentar lograr un cambio, pero la idea de que debemos estar llenos de resentimiento, sumergidos en teorías conspiratorias, es algo espantoso para los jóvenes. La educación les está fallando. Tenemos un desastre de proporciones gigantescas en nuestras manos. Toda su vida han estado inmersos en la red, en el iPhone, pero no tienen contenido, estructura, algún sentido de la Historia. Hoy los jóvenes creen que se puede llegar al paraíso, que el perfeccionismo es alcanzable, que la utopía puede ser real. No es así.
Laura Emilia Pacheco, entrevista a Camille Plagia; "Paglia: contemplar las ruinas", Letras Libres 01/12/2021
En plena euforia ilustrada por los derechos universales de la Revolución Francesa se prohibió el asociacionismo obrero. En España el Código Penal de 1848, bajo la rúbrica de delitos contra la libertad de la competencia y la propiedad, penaba con cárcel a “los que se coaligaren con el fin de encarecer o abaratar abusivamente el precio del trabajo o regular sus condiciones”.
Más tarde, los economistas de la Escuela austriaca dejaron bien claro, por boca de Hayek, que el neoliberalismo no pretende la “no intervención del Estado”, sino que este, las leyes e instituciones se limiten a promover la plena libertad del mercado.
Fue un gran error demonizarlos con el calificativo de ultraliberales, cuando son ultraintervencionistas de clase. Como ahora es un error menospreciar la frívola concepción de libertad de las derechas extremas que sintoniza con nuestro gen individualista. Urge dar la batalla ideológica por el significado pleno del ideal de libertad, haciendo nuestro el liberalismo político frente al mal llamado liberalismo económico.
Los liberales a tiempo parcial consideran libertad el derecho de los triunfócratas a segregar educativamente a los perdedores, a educar a sus hijos en valores desigualitarios y adoctrinarlos contra los diferentes, a actuar contra la comunidad, eso sí, usando los recursos de la comunidad.
Para esos falsos liberales existe la libertad de no vacunarse, aunque se ponga en riesgo la vida de sus conciudadanos. Convencidos de que, en caso de necesidad, no deberán someterse a las listas de espera de la sanidad pública, porque su capacidad económica les ofrece la libertad de saltárselas.
La batalla por la libertad se libra cada día, cuando se defiende el derecho de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo o el derecho a una muerte digna. O la libertad de vivir con la dignidad de tener garantizados derechos humanos básicos, sin tener que arriesgar la vida ni vender o alquilar tu cuerpo para sobrevivir.
Este reencuentro entre los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, en el que liberalismo signifique también la intervención de la sociedad para garantizar la igualdad real, requiere de un Pacto Global de Ciudadanía que refuerce y renueve los valores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.
La batalla por la libertad para “ser personas libres e iguales, aunque diversas, en la comunidad”, pasa hoy por devolver al mercado a su papel primigenio y arrebatarle la función de conceder o negar derechos como si fueran bienes de consumo. El “principio del daño” comporta oponerse a las estrategias de externalización de riesgos a terceros o a la comunidad, significa recuperar el valor de la austeridad. Comporta tratar los datos como un bien común que permite el acceso al conocimiento como un derecho fundamental. Significa dotar a la economía de un nuevo sentido moral para que el beneficio privado deje de ser nuestro único y gran dios.
Joan Coscubiela, Libertad ¿para qué?, El País 17/12/2021
Los niños esconden un potencial inmenso, pero para desarrollarlo requieren de un cuidado intenso y prolongado que con frecuencia supera la capacidad de los padres. Somos dependientes durante años tras abandonar el útero materno y es probable que eso haya incentivado algunos rasgos típicos de la especie. Recientemente, la revista PNAS publicaba un análisis de investigadores de la Universidad de Harvard en el que planteaban que el valor de ser abuelos activos favoreció que los humanos mantengan un buen estado físico mucho después de los mejores años reproductivos y que explicaría también por qué el ejercicio es tan beneficioso en edades avanzadas. Este papel de los abuelos como pilares de la crianza podría ser el motivo de que las mujeres, al contrario de lo que sucede en casi todas las especies animales, puedan vivir décadas después de perder la fertilidad.
Daniel Mediavilla, La especie que triunfó gracias a las abuelas, El País 18/12/2021
La publicación en 1895 de la Psicología de las masas, de Gustave Le Bon, disparó la atracción general hacia el tema y despertó en muchos intelectuales un interés que no ha dejado de crecer desde entonces.
Podríamos hablar de una primera figura de las masas: la muchedumbre inorgánica o libre, mezcolanza de hombres y mujeres de todos los órdenes y rangos que inunda las calles de las grandes ciudades de Europa y Norteamérica en las sucesivas oleadas migratorias desde el medio rural o provinciano hacia el urbano, espoleada al mismo tiempo por la disolución de los vínculos de servidumbre, la Declaración Universal de Derechos y la revolución industrial. Esta muchedumbre es la forma sensible del pueblo en su sentido moderno.
Ya no se trata de la comunidad dotada de una identidad cerrada y homogénea, típica de las sociedades tradicionales, el “pueblo de Dios” cohesionado en torno a una fe religiosa única y excluyente que sirve como instrumento político de tutela de los súbditos. El pueblo que nace de las constituciones ilustradas se caracteriza por el anonimato de la igualdad: no es una clase, ni una nación, ni una facción; es, parafraseando a Georges Bataille, la comunidad —siempre abierta e indefinida— de los que no tienen por qué tener nada en común. Una colección irreductiblemente plural de individuos que, al no compartir más que una misma ley civil, no pueden apoyar su moralidad en ningún credo clerical y necesitan fundamentos más universales para sustentar lo que John Rawls llamaba un “consenso implícito”.
Pero no es esta masa la que llama la atención de políticos e intelectuales desde el siglo XIX: lo que intelectuales y activistas ven con temor o con esperanza es el poder de la masa cuando se la utiliza como fuerza política. De hecho, esto era ya lo que llamaba la atención de Le Bon, cuya reflexión nace ante la incipiente organización del movimiento obrero, y es también lo que ilusionará o atemorizará después a muchos en la época de los grandes movimientos de masas del siglo XX, el fascismo y el comunismo.
Claro está que esta es una segunda figura de las masas, en cierto modo contrapuesta a la anterior. Es la masa organizada y dirigida: no tan uniformada como la de las demostraciones gimnásticas y los desfiles militares que tanto gustaban a los dictadores totalitarios, pero sí tan entusiasta y ciega como la de los mítines o las grandes manifestaciones. Tiene algo de retorno al feudalismo, pero en ella las creencias religiosas han sido sustituidas por los eslóganes ideológicos y, más exactamente, por las consignas con las que los convocantes controlan su movimiento.
José Luis Pardo, Las dos figuras de las masas, El País 18/12/2021