¿Qué significa ser parte de un lugar? Los seres humanos, desde que dejamos de ser nómadas, hemos buscando el asentamiento a un lugar y estos lugares, nuestros hogares, en el progresivo tiempo y desde sus variables condiciones, han hecho que se fueran produciendo una cultura concreta y con ésta, unos rasgos determinados, personales y que parecen hacer a unas personas más hospitalarias, a otras más frías, a otras más bromistas y así un largo etcétera.
No será nuestra cuestión analizar qué modifica a qué, si el entorno y las condiciones del entorno o los rasgos culturales o tal vez todo a la vez. En este momento, toca analizar el concepto de pertenencia como lo simbólico que a todo ser humano le toca, ya sea porque uno ha sido criado en un lugar y en ese tiempo experimentó la dulce cercanía con lo externo o tal vez porque cuando uno crece, acaba necesitando sentirse parte de un lugar, de unos rasgos que les sirven como identidad colectiva, de un lugar, quién sabe…
Este es el caso de una zona en la que yo habito y a la que creo pertenecer: Castilla-La Mancha (España) y más concretamente a la provincia de Ciudad Real. Por eso he elegido acudir a los textos que vinculan mi pertenencia a esta tierra concreta con el libro de Santiago Arroyo Serrano “Pensar la Mancha”. En él, se realiza una antología de textos que van dando forma y contenido al concepto simbólico de ser parte de esta tierra. Yo, en este punto, me centraré en la introducción del propio autor que da unas pinceladas de su percepción, tanto estética como existencial de “Ser Manchego”. Aunque justo llegados a este punto nos encontramos con la dificultad asociada de tratar de definir qué es Castilla-La Mancha, puesto que su formación es reciente (1982) y ha sufrido grandes modificaciones.
“En este lugar, la ausencia de límites en el territorio genera un gran desgarro y, a su vez, múltiples maneras de resolverlo. Los manchegos siempre tienen una respuesta a mano para solucionar los grandes problemas existenciales, un pensamiento incesante que vemos reflejado en su máxima expresión en algunos de los textos que presentamos […] Hablamos de La Mancha sin llegar a definirla nunca, porque una definición agotaría su significado, además de las grandes dificultades que existen para definir un sentimiento, como el amor, como el placer, como la tristeza. Ser originario de La Mancha es una forma de vida. Más allá de la diferenciación en el habla, en las costumbres, en la vestimenta, La Mancha tiene un genio especial, algo cercano a la tierra que a los viajeros más observadores les hace pensar. Como el propio horizonte manchego que parece no acabara nunca, mejor así” Arroyo Serrano, Santiago; Pensar La Mancha, Ed. Empresa pública Don Quijote de la Mancha 2005, Ciudad Real, 2007.
¿Pertenecer a un lugar es solo algo emocional? ¿Hay símbolos que nos hacen ser como somos? o más bien, ¿tradiciones que nos diferencian a unos de otros y dan, por tanto, riqueza a las partes de una zona común llamado país?
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