En nuestra Weltanschauung africana, nuestra cosmovisión, tenemos el concepto de ubuntu. En xhosa decimos: "Umntu ngumtu ngabantu". Esta expresión es muy difícil de traducir, pero podríamos verterla de este modo: "Una persona es persona a través de otras personas". Necesitamos a otros seres humanos para aprender cómo ser humanos, ya que ninguno de nosotros llega plenamente formado al mundo. No sabríamos cómo hablar, caminar, pensar y comer como seres humanos si no aprendiéramos de otros seres humanos cómo hacer esas cosas. Para nosotros, el ser humano solitario es una contradicción en los términos.
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En la sociedad africana tradicional, el ubuntu era más codiciado que cualquier otra cosa -más que la riqueza medida por las cabezas de ganado y la extensión de la tierra que uno tenía por propiedad-. Sin esta cualidad, un hombre próspero, aun cuando hubiera sido un jefe, era considerado alguien que merecía compasión e incluso desprecio. Esta cualidad era vista como aquello que, en último término, distinguía a las personas de los animales -la cualidad de ser humano y, por tanto, también humanitario. Quienes tenían ubuntu eran compasivos y amables, usaban su fuerza a favor de los débiles y no se aprovechaban de otros -en suma, se preocupaban, tratando a los demás como lo que eran: seres humanos-. Si uno carecía de ubuntu, en cierto sentido carecía de un elemento indispensable de la condición humana. Aunque tuviera una gran cantidad de bienes materiales, y una alta posición y autoridad, si no tenía ubuntu, carecía de importancia. Actualmente, esta cualidad sigue siendo muy admirada, buscada y cultivada. Solo una persona a la que le ha sucedido algo dramático podría decir, como dijo en una ocasión un ministro del gobierno sudafricano, que la muerte de Steve Biko -la muerte de otro ser humano- le resultaba indiferente. Ese ministro había perdido su humanidad o estaba a punto de perderla.
Desmond Tutu, Dios no es cristiano y otras provocaciones. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2012 (p 21-22)
I és que de vegades les paraules poden oferir esperances en lloc de certeses.