Mapa

Contacte






Contacte

Ràtio: 0 / 5

Estrelles inactivesEstrelles inactivesEstrelles inactivesEstrelles inactivesEstrelles inactives
 

Filósofos, psicólogos y antropólogos analizan el uso de Mourinho de la más universal de las cuestiones de la filosofía ante la impotencia y lo desconocido.

Ignacio Orovio
Cultura | 02/05/2011 La Vanguardia

Por qué. Por qué. Por qué. Así, una docena, incontables veces, el técnico del Real Madrid, José Mourinho, buscaba la respuesta a una derrota que, además de suponer una muy posible eliminación de un campeonato, la Champions League, conlleva una derrota personal. Una desgracia. Porque, más allá de insinuar los favores institucionales y arbitrales, la cuestión es la que el ser humano plantea ante el infinito, el mal azar, la pérdida inesperada, cuando alguien se va “con la mayoría”, que decían los romanos. Cuestión que la filosofía occidental afronta desde hace veinticinco siglos. Por ello, y en pleno –permanente– debate sobre la utilidad de ciertas disciplinas de Humanidades, La Vanguardia ha pedido una reflexión acerca de la cuestión, lejos del hooliganismo, a filósofos, psicólogos y antropólogos.

POR QUÉ ‘POR QUÉ’. “Esa es la pregunta más radicalmente humana”, abre Guillem Feixas, profesor titular de la facultad de Psicología de la Universitat de Barcelona (UB), “es nuestra respuesta ante lo que no comprendemos, nuestra búsqueda de explicaciones a lo imprevisto y la adversidad, la muerte... El ser humano necesita preguntarse el porqué, certificar que hay una explicación. Pero no somos dioses, y pocas veces disponemos de una respuesta final, convincente, muy pocas veces tenemos la seguridad al 100% de que aquella es la respuesta. Y cuando la obtenemos, dudamos”. “Podríamos comparar esta cuestión con la admiración aristotélica y la perplejidad; en la filosofía clásica, la perplejidad ante las cosas increíbles hizo arrancar el pensamiento. Así, podríamos decir que Mourinho siente esa admiración y esa perplejidad y concluye que un fútbol que no es ganador porque no es el suyo –el fútbol de Guardiola– a buen seguro que necesita un suplemento para haber llegado donde ha llegado. Mourinho está preguntando cuál es el suplemento”, reflexiona Jaume Casals, catedrático de Filosofía en la UB.

CHUT DE DESCARTES. “El ‘porqué’ –prosigue Josep Maria Terricabras, catedrático de Filosofía en la Universitat de Girona– forma parte en este caso de un argumento disimulatorio. Atribuye al interrogante la capacidad justificatoria, y eso viene de Descartes: el conocimiento debe estar fundamentado, y aquí estamos justificando o atendiendo a sus dudas. Tenderemos a contestar concediendo que Mourinho tendrá razón. Pero incluso los interrogantes deben ser contestados y justificados científicamente, no cualquier interrogante es válido”. “Mourinho se lo pregunta como nos lo preguntamos ante la muerte porque, salvo un milagro en forma de 0-3, está ahora futbolísticamente muerto”, abunda Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología de la UAB y autor del libro Emociones e inteligencia social (editorial Crítica). “Tengo la sensación –añade– que los porqués de Mourinho son más respondientes que operantes. Él ya tiene las respuestas. Es una reacción emocional ante la derrota, que no es sólo deportiva sino también personal. Él se ha jugado mucho y no ha sacado nada positivo. Es una reacción de perdedor, un modo de encubrir su responsabilidad”, prosigue Casals.

EL MOU CAZADOR RECOLECTOR. Jordi Serrallonga, arqueólogo y antropólogo del Grupo de Orígenes Humanos-Homínid de la UB y reconocido analista de la evolución humana, se remonta muy atrás cuando argumenta que “en las sociedades cazadoras recolectoras de África, la máxima ha sido durante seis millones de años ‘sobrevive’. Y ‘sobrevive’ no era tener miedo y pensar que estás a punto de palmar. Ahora sabemos que en el pasado no fue tan así, sino que el humano era uno más en el ecosistema. Luego, en la evolución a la agricultura, la prehistoria, Grecia, la urbanización... hasta la sedentarización no nos planteamos las grandes preguntas. Por eso, el Mourinho cazador recolector habría dicho: ‘Hemos salido a jugar contra el Barcelona y no nos ha ido bien’, habría sido muy simple y la sociedad lo habría depredado. El Mourinho sedentario adoptaría un discurso más metafísico, como el que hizo, y con su respuesta evita ser devorado, logra que todos vayamos a la hemeroteca o los archivos de vídeo a ver si tiene razón”. Feixas, por el contrario, estima que “las dudas lanzadas por Mourinho sugieren una conspiración en contra, y esta postura es no adaptativa. Lo es aquella que te garantiza la supervivencia, sobrevive el que mayor capacidad tiene de adaptarse a los cambios, y en este caso no sólo no lo es, sino que puede incorporar elementos nuevos: si vuelve a perder o es sancionado, será añadido a su argumentario. La no salud mental tiene mucho que ver con cómo respondemos a lo inesperado. Es una cuestión clave en psiquiatría”. Morgado añade aún otro factor: “La conducta humana competitiva es positiva, porque obliga a la superación. La selección natural ha priorizado las conductas competitivas”.

FÚTBOL Y MORAL. “Mourinho es interesante porque cita a Einstein. Va más allá de aquello de ‘el fútbol es así’. Introduce conceptos morales y éticos y eso es enriquecedor. Dice que él no acusa, que sólo hace preguntas: con eso nos está diciendo que existimos”, opina Serrallonga. “También Guardiola es metafísico, porque cuando sugiere que ‘podemos perder’ se avanza a la realidad”. Para Terricabras, “empezar por el porqué es trampa, porque simula que busca una causa, sin cuestionarse el hecho: da por supuesto que sobre el hecho estamos de acuerdo. Y no se puede acometer un análisis sin empezar por el fenómeno de origen. Y hay una segunda trampa: carece de sentido científico. Si hubiera descubierto que tal árbitro absolutamente siempre le perjudica, o descubre un complot contra él… Pero él no se plantea otra causa. ¿No puede ser él mismo la causa? ¿Sus jugadores? Distorsiona la causalidad y simula que las causas son los efectos”. Casals incide en este argumento: “Cuando el individuo formula preguntas reiteradamente sobre sus desgracias, lo más plausible es que no haya una mala suerte reiterada, sino que posiblemente su propia actitud es la causante. Hay que confrontar la parte puramente lógica de los hechos”.

ESPERAR O ESPECULAR. “El fútbol me interesa mucho, tanto comola filosofía –explica el catedrático Casals–. En mi opinión, tanto Mourinho como Guardiola son modélicos porque tratan de llevar su propio concepto del fútbol a su máxima expresión, y ambos lo hacen de forma excelente: Mourinho considera buen fútbol tocar poco la pelota, y es muy respetable. Tan respetable como la de Guardiola, que es la contraria y desde luego que es mucho más especulativa: tocarla mucho hasta que aparece la oportunidad”. “El Cruyff jugador sería de Mourinho, porque hacía mucho con muy poco. Messi es absolutamente guardiolista, necesita tener la pelota en el pie. Y aún hay otra diferencia muy filosófica entre ambos: Guardiola fue jugador, sabe jugar, y por tanto su conocimiento procede de la experiencia. Mourinho no sabe jugar, y por tanto su saber procede de la ciencia. No hace falta haber jugado para saber de fútbol, y eso es pura filosofía”. “No hace falta decir –apostilla– que para Mourinho la del Barça es “falsa ciencia”.

BALONES FUERA. “Nadie habla de su trabajo como entrenador, sino que él nos lleva a la historiografía del otro equipo; desvía su responsabilidad a un mundo metafísico. Como estrategia adaptativa es muy buena”, opina Serrallonga. “No creo –contrapone Morgado– que estar continuamente llamando la atención sea estrategia, sino carácter. Es así. Agresivo, vanidoso, prepotente… Lo que aquí se echa en falta: algo de autocrítica. Pero es difícil meterse en la piel de alguien con tanta responsabilidad. Por otro lado, ya va bien que se hable de Mourinho y no del paro”. “Mourinho es el pararrayos de los jugadores del Madrid –añade Enrique Lynch, profesor de Estética en la UB y escritor–. Concentra sobre él cualquier crítica que pueda caer sobre el desempeño del equipo y, en este sentido, cumple muy bien una función accesoria (mediática) del entrenador, con objeto de aligerar la presión sobre los jugadores”.

LA ADVERSIDAD. “La reacción ante la adversidad lleva a un error cognitivo típico como es la abstracción selectiva. Se fija en algunos hechos, sólo en algunos, para lograr una explicación que permita salvar los presupuestos que para él son fundamentales. Cuando alguno de estos presupuestos –por ejemplo, “mi equipo es el mejor”– recibe un golpe en contra, un cuestionamiento que lo pone en riesgo, el mecanismo consiste en focalizar las causas en unos hechos que permitan salvar la idea madre”, persevera Feixas. “Una de las cosas que más me gustan de Mourinho es la facilidad con que consigue exasperar a los periodistas deportivos: es el Vidal-Quadras del fútbol español actual”, compara Lynch.

  • No s'han trobar comentaris