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Escrito por Luis Roca Jusmet
Estamos en una sociedad en la que se intenta normalizar a los sujetos. Normalizar significa sujetarse a una norma. No hablo de las leyes sino de la manera de conducirse. El criterio es el de la adaptación y por ello se entiende someterse a la manera como el imaginario social hegemónico considera que hay que hacerlo. Detrás está la biopolítica como administración de la vida en función de unos criterios establecidos. Cuando alguien no sigue estas normas sociales se le considera que tiene un trastornos porque no sabe adaptarse. Tenemos entonces la biblia, el DSM ( diccionario psiquiátrico mundial) que cada vez más se estructura en torno al concepto único de trastornos. Cuando estos trastornos son graves, entonces se suponen que tienen una causa básicamente biológica ( cerebral, neuronal) y por tanto el individuo ha de medicarse. De esto se ocupa el psiquiatra. Si el trastorno es leve, entonces es básicamente ambiental y necesita una terapia que modifique su conducta, Tenemos entonces la psicología conductista, que se complementa con el cognitivismo. El cognitivismo abre la caja negra de la mente ( según acepción conductista) a procesos cognitivos ( que podemos aprender a partir de la psicología cognitiva y las neurociencias). Se trata de normalizar las mentes para normalizar las conductas.
Frente a estos intentos de normalización han aparecido terapias ( con sus bases teóricas) que han pretendido ofrecer una alternativa a la normalización, que era dar instrumentos para que cada cual pueda ser un sujeto ético responsable de la vida que ha elegido por su singularidad.
El psicoanálisis lo intentó desde el principio, con Freud, y lo ha profundizado de manera más clara con Jacques Lacan. Un antiguo seguidor de Freud, Fritz Perls, rompió con la tradición en la que se formó y planteó una alternativa, la llamada terapia Gestalt. Lo que tienen en común ambas es lo que he señalado al principio, que el objetivo terapéutico no es la normalización sino el posibilitar un sujeto que se construya a sí mismo a partir de lo que tiene de singular.
Pero en las dos terapias hay fuertes diferencias que parten de antropologías distintas. La de Freud es pesimista, considera que los conflictos internos son irresolubles y la felicidad imposible. A pesar de ello y asumiendo nuestras limitaciones podemos marcar un camino propio. Para Perls podemos resolver nuestros conflictos internos y la felicidad es posible. la antropología de base psiconalítica es más dualista, en el sentido que hay una realidad psíquica que, aunque producto de la realidad física ( cuerpo) tiene una dinámica propia. dentro de esta realidad psíquica domina un inconsciente que podemos interpretar pero al que no podemos acceder. La antropología de Perls es más monista aparentemente ( espíritu-mente-emociones-cuerpo) pero contemplan un concepto, el de espíritu, que los psiconalistas, más materialistas, no aceptan. En este sentido Perls puede considerarse en la línea de Jung, el primer discípulo de Freud que rompió abiertamente con él. Como Jung, Perls es más ecléctico ( abierto incluso a influencias orientales) y no acepta el inconsciente en los términos que plantea Freud ( aunque Jung habla de un inconsciente colectivo que Perls no acepta). Igualmente ambos niegan la concepción de la líbido, al plantear una concepción de la energía más abierta que la sexual) y todavía más, la de la pulsión de muerte.
La terapia de unos y otros, en función de estas concepciones antropológicas tan diferentes, son radicalmente distintas. El psicoanalista mantiene la distancia y despersonaliza al máximo la relación porque el analizado debe transferir hacia él los deseos inconscientes al ocupar el lugar de aquellos a los que iban dirigidos. El psicoanalista trabaja sobre el inconsciente del analizado y lo que hace puntuando asociaciones o palabras que les parecen significativas. La terapia gestatl se basa en la empatía entre el terapeuta y el cliente y utiliza técnicas muy variadas, desde la palabra a las técnicas corporales pasando por la dramatización.
Lo que dice el psicoanalista del trabajo del terapeuta gestalt es que actúa sobre el imaginario, a nivel de sugestión y puede producir al que se dirige a él únicamente mejoras superficiales pero no actual sobre el inconsciente. Al mismo tiempo que, al utilizar técnicas de seducción lo que hace crear dependencia hacia el terapeuta.
Los terapeutas gestalt dirán del psiconanálisis que es muy largo, limitado en su concepción y probre en sus técnicas.
La pregunta final sería si unos u otros, o ambos, formarían parte de lo que Foucault llamaba
el pastor pastoral moderno, es decir que hacen el papel que antes hacía el sacerdote, o si pueden ser un instrumento para facilitar la subjectivización. No en el sentido de
estar sujeto a ( la obediencia en el poder pastoral) sino de la construcción de este sujeto ético autonómico del que hemos hablado, capaz de responsabilizarse de sí mismo reconociendo al otro como un sujeto, al igual que él.