Tenía intención de escribir mis primeras impresiones sobre los resultados electorales, pero me parece más sensato esperar a las segundas o incluso a terceras impresiones antes de hablar de lo que no entiendo. Prefiero hablar de Vigo, donde he pasado los tres últimos días: del sol invernal que nos ha acompañado, de la ría, del viaje a Cangas, de la comida, de la bebida... de los largos paseos... de Almoneda, la librería de viejo que he descubierto esta mañana en la rúa Joaquín Yañez.
En realidad, más que librería es una tienda de antigüedades, que reúne un poco caóticamente un batiburrillo de objetos de todo tipo y, entre ellos varias estanterías de libros muy bien seleccionados y bien ordenados.
Me he comprado el
Testamento literario de
A. Palacio Valdés y
Libertad y autoridad, de Marcelino Domingo, dos grandes sorpresas.
El librero, un gallego elegante, atento y parlanchín, se ha lamentado de que ya no quedan compradores de libros de viejo. La última generación que quedaba en Vigo, ya se ha muerto. Ahora lo que hay es hijos que se deshacen de cualquier manera de las librerías que sus padres fueron haciendo con cuidado. "¿Qué van a hacer con ellas, si desconocen el valor de los libros? Ya ni los niños entran a curiosear. No les interesan las monedas antiguas, ni los sellos. ¿Qué coleccionan ahora, los niños?". No le he sabido contestar. "Este ya no es oficio para jóvenes, tampoco. ¿Qué joven va a querer andar entre cosas viejas. A lo más pondrá una tienda vintage en una zona bien de la ciudad, eso sí."
... Bueno... sí diré algo sobre los resultados electorales: estoy de acuerdo con lo que escribió hace unos días Rachel Donadio en
The Atlantic: "Los catalanes no se ponen de acuerdo en lo qué significa 'independencia'"