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Hoy en día todos sabemos lo que es el feminismo, de lo que trata y qué pretende conseguir. Si bien no, el feminismo es el movimiento social de la mujer en la sociedad patriarcal (que favorece más a los hombres que a las mujeres) y tiene por consecuencia la equidad de género. Y pese a ser una lucha exclusiva de las mujeres, en la que los hombres podemos ayudar y ser partícipes, nos la hemos acabado adueñando. Por ejemplo, cuando una mujer que se considera feminista hace algún acto reivindicativo, no consigue la controversia que consigue un hombre haciendo exactamente lo mismo, si no, solo hay que mirar en las notícias, cómo a un hombre se le aplaude y agradece por ser inclusivo y tratar en femenino a un grupo de personas que en su mayoría son mujeres, y cómo hacen caso omiso a la que día tras día lucha y aporta el triple que una simple palabra. No desprestigio el gesto, pero hay que ser realista, las mujeres van a estar siempre invisibilizadas, bajo la sombra del hombre, y al igual que en otras luchas, hasta que alguien, que no pertenece en primera persona en el movimiento, hace algo, no se está bien visto. Pongo como ejemplo de esto al colectivo LGBT, que llevamos años tratando de visibilizar que los hombres que se pintan las uñas no han de ser homosexuales o bisexuales exclusivamente por hacerlo, si no que lo hacen por puro gusto, sin excusa ni condición alguna. Pero hasta que no lo ha hecho un hombre cisgénero heterosexual, no ha comenzado a verse bien, e incluso esos que se burlaban de ti por hacerlo, empiezan a defenderlo solo porque su ejemplo a seguir lo ha hecho. No voy a discutir tampoco que esas acciones no supongan una evolución en la lucha, pero hay que admitir que molesta. Molesta que se apoderen de tu lucha, y yo, como aliado feminista y activista LGBT, lo reconozco.
Volviendo al gesto inclusivo que he comentado antes, todo se debe a que en el programa de TVE, Operación Triunfo, el concursante Miki dijo “todas nosotras”, refiriéndose al plural del conjunto de personas que formaban el “nosotras”. Las redes sociales y los informativos ardieron con ese comentario, alabando a Miki, el cual se considera abiertamente aliado feminista, y aplaudiéndole, cuando otras mujeres en la academia ya habían tenido ese gesto empoderativo y nadie les había dicho nada. Las redes, también, ardieron porque el mismo programa le hizo un vídeo especial a Miki, felicitándole por su inclusión de género, y, como es normal, las chicas se mofaron del vídeo más tarde, diciendo cosas como: “¡Qué inclusiva Miki!” “El rey del feminismo” “¡Sin ti el feminismo no sería nada!”, claro que con cierto tono de broma, porque el muchacho tampoco tenía la culpa de nada, más bien la teníamos todos nosotros, es decir, el público, que congratulamos lo que él dijo. También, en otra noticia que leí en Twitter, vi que un hombre destacó en una manifestación feminista por llevar pancartas apoyando el feminismo y a las mujeres. Yo no creo que eso sea malo, de hecho lo valoro, ojalá todos el mundo apoyando la lucha así, pero lo que no veo bien es que tenga el revuelo que tuvo un chico de entre ¿cuántas mujeres? ¿miles? destaque solo por eso, cuando las demás estaban haciendo exactamente lo mismo. Hay quien lo defiende y cree que así es como funcionan las luchas, sin embargo, yo no creo que sea la mejor forma.
El machismo y el sexismo nos afecta a todos, sí, pero las desigualdades sociales no las tenemos los hombres, no sufrimos eso, ni lo vamos a sufrir nunca, por lo tanto, no abanderemos a los hombres en esta batalla.
Concluyendo, el movimiento feminista no nos pertenece a nosotros, sino a las mujeres. Todos juntos ayudamos y aportamos lo que podemos, pero no por ello hay que ponernos la medalla a “feminista del año”.