
Yo no me preocuparía demasiado. La verdad es que los proyectos en A.I (fuerte) no han sido nunca muy fructíferos, ni es probable que lo lleguen a ser. La razón es que sus presupuestos filosóficos son fundamentalmente erróneos. El principal de ellos es creer que nuestra vida mental es reducible a (es lo mismo que) la actividad del cerebro. Es decir, que todo lo que pensamos, deseamos, sentimos… es “química”. Y como la química no es más que una física compleja, explicable, en general, en términos matemáticos, bastaría con descifrar los mecanismos y logaritmos que están detrás de la química cerebral (y, por tanto, de los pensamientos, intenciones, etc.) para poder reproducirlos en un ordenador o autómata.Pero todo esto es una suma de prejuicios más que discutibles... Sobre esa discusión trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.