Entre todas las posibles maneras de hablar de la filosofía, cabe también un enfoque geográfico. Tan sólo hace falta dejar el rigor a un lado, y permitir volar la imaginación para señalar en un mapa capaz de saltar barreras temporales cuáles podrían ser las cinco capitales de la filosofía. Aquí van unas sugerencias:
- Atenas: lo que algunos consideran algún lastre económico y una sociedad entregada a la corrupción moral, es también la cuna de la civilización y el pensamiento. Uno de sus mejores símbolos: la ruina. Recuerdo de la grandeza del pasado, pero reivindicación también de lo que merece ser conservado.
- Königsberg: por sus puentes pasó, haciéndose y rehaciéndose toda la filosofía moderna. Entre la orilla del racionalismo y la del empirismo, transcurre la delgada linea del Pregel, un río por el que nadan ideas que todavía hoy siguen animando enseñanzas y conversaciones filosóficas.
- París: hervidero filosófico por excelencia, nos permite pasear por barrios y jardines racionalmente diseñados o por calles que aún conservan la arena debajo de los adoquines. Aires de revolución, de estructura y deconstrucción, en París se condensan todas las teorías filosóficas de los últimos siglos.
- Córdoba: ciudad estoica, judía, árabe y cristiana. Lugar de síntesis y dobles verdades, de cultos diversos que aspiran a dialogar con la filosofía. Murallas que recuerdan, por otro lado, tiempos de guerras y conquistas, y el agua de fondo, limpiando ideas y brotando dentro de los patios.
- Estambul: el encuentro de civilizaciones marca parecidos y contrastes. Ser historia viva de oriente y occidente es tanto como ser historia viva del mundo: todas las grandes historias y las grandes ideas han pasado alguna vez por Estambul. Ciudad de ciencia, arte y religión, forjada en la sabiduría de haber sido más de diez ciudades distintas a lo largo de su dilatada existencia.
P.D: falta una, quizás la más importante. Unos la llaman Atlántida. Otros Utopía. Desde otros ángulos distopías o Walden 2. Son las ciudades habitadas única y exclusivamente por ideas. Por ideales humanos, que en ocasiones pueden transformarse en lo contrario de lo que pretendian ser. Porque ocurre con el pensamiento exactamente lo mismo que con los planes de urbanismo…