Podemos deliberar racionalmente sobre fines. A menudo debemos hacerlo para alcanzar una decisión defendible racionalmente. Asumir de un modo general que la deliberación racional no puede extenderse a adoptar fines es suponer erróneamente que los esfuerzos intelectuales no pueden ser fructíferos cuando se aplican a los asuntos que más nos importan.
(H.S. Richardson, Rational reasoning about final Ends)