Hoy no sorprende que abandonados los rituales no encontremos formas de catarsis colectiva que nos permitan expresar el espacio y tiempo simbólico de la vida y de la muerte. En poco tiempo ese desentenderse de la realidad más inmediata para olvidarse de los parámetros que a diario nos advierten de la infernal presencia de la nada. Ya queda después de todo eso más que entender que si no se expresa si no se gesticula si no se actúa entonces llega el vacío.
Esta claro que se ha sabido convertir el saber en instrumental , en algo que mediatizado no ocupa más que un bostezo. Luego la técnica ha convertido ese mundo de instrumentos en algo parecido a un parque temático , por consiguiente no hay más mar de navegación virtual que el del infierno y purgatorio de Dante y Virgilio.
Así el rito ha sido abandonado por unas prácticas más o menos personales que nos enseñan a reír en compañía, a saber desestresar , a aprender a ser optimistas, a gestionar las emociones.. La práctica convierte así la catarsis en elemento de autocomplacencia y de egolatría del yo.
No hay más rito que el cotidiano por eso se pierde este en la prefabricación de la comida instantánea, de la prisa por decidir por hoy y no por mañana, de acelerar el motor para llegar más rápido, alcanzar la meta si puede ser ahora mismo..
La cultura utiliza el rito para ejercer en los ciudadanos ese elemento de baile y danza orgiástica y así curarnos los unos de los otros. La muerte con sus tanatorios eleva esta idea a la máxima expresión. La asepsia quirúrgica permite que todo sea alejado de un rito propio y humano , se vuelve distante y se nos prescribe que no es bueno para la salud. No conviene presentar ese espacio y tiempo de lo común que se presentaba en el rito y en los mitos como elementos de encuentro.
Con la vida pasa lo mismo se nos separa cada vez más de la práctica de la repetición y redención con nuestro yo, con el otro. Así distantes y alejados nos indican el camino de una vida insulsa, nula, ajena que debemos seguir ...
En el fondo esos rituales que antes permitían encontrarnos entre nosotros de veras ahora están ocupados por el mercado y el negocio de la sociedad del control y la vigilancia. El coto privado persigue acabar con lo común , lo comunitario, lo de todos , lo de unos y otros..