Vicenzo Foppa, El joven Cicerón leyendo
Insisto en mis conferencias a los padres en que ante el indudable aumento de la hipermotilidad infantil tenemos dos opciones a nuestra disposición: la farmacéutica y la tradicional. Respecto a la primera, es bien sabido que el número de niños medicados para que estén tranquilos en clase y presten atención va en aumento y parece, además, que la química tiene más éxito con ellos que los desvelos de los profesores. Respecto a la segunda, sólamente diré que la lectura lenta ha sido el procedimiento tradicional que hemos venido empleando con éxito para educar la atención profunda. El problema es que la literatura llamada infantil ya no se propone educar la atención, sino entretener. Intenten buscar ustedes, por ejemplo, una descripción de media página en un libro de literatura infantil, ¡a ver si dan con ella! Por eso, con una lógica aplastante, los niños españoles, que leen bastante, en cuanto llegan a la adolescencia abandonan la literatura por otras formas de entretenimiento más dinámicas. La acción es para ellos el mensaje.