El segundo manuscrito es el diario que el pintor Joaquim Renart (1879-1961) escribe entre el 18 de julio y el 31 de diciembre de 1936. Es una obra mayor y no entiendo por qué las editoriales catalanes la tienen olvidada en las estanterías de una biblioteca. El autor se dedica a mirar a su alrededor para encontrar, con finísima percepción, las claves de lo que está pasando en la metamorfosis de las costumbres cotidianas y lo hace con elegancia, sagacidad y buena prosa. Es el diario de un buen pintor. Sabe mirar y poner la pincelada adecuada a cada matiz.
El diario comienza con la muerte y el entierro del polifacético Apel·les Mestres, que expiró la madrugada del domingo 19 de julio. Renart recuerda que más de una vez le había oído decir "Cuando me muera caerán rayos y truenos”. Los rayos truenos que le llaman la atención a Renart no son los de la rebelión militar, que la considera casi irrelevante, dando por supuesto que en pocos días estará derrotada, sino los de la revolución que está sacudiendo Barcelona, una ciudad históricamente muy dada a tirar la casa por la ventana en cuanto se le antoja que los tiempos están cambiando.
"La Barcelona de hoy es imponente”, escribe. Observa la gran cantidad de coches que recorren alegremente las calles repletos de gente armada, los pañuelos blancos de los balcones, el saludo generalizado del puño en alto, la quema de conventos e iglesias. El cielo de la ciudad está cubierto de una neblina de humo. La radio da insistentes señales de optimismo, pero se oyen continuamente tiros por las azoteas. Todo el mundo parece tener un fusil en la retaguardia. Todo el mundo quiere ser de alguna sigla. “¿Quién describirá todo esto con la seriedad y la grandiosidad del momento que ahora vivimos?”
Cerca de su casa se encuentra uno de los refugios del ocio de la burguesía barcelonesa, el Círculo Ecuestre. Lo ha ocupado la UGT: "Ahora el Círculo se siente ocupado por gente armada que se explaya por los jardines y sale por las ventanas y balcones. Hay tranquilidad. Sólo se oye el rumor de las conversaciones. Se ven mujeres y niños. La chimenea humea. Se adivina orden en el interior. Por la mañana temprano algunos hombres riegan el jardín, planta por planta y maceta por maceta. Es un espectáculo casi franciscano, de una paz fantástica, que contrasta con las columnas de humo de los incendios vecinos y del ruido de coches que pasan con gente armada, en una lucha cruenta en la que se juega la suerte de un pueblo".
Recojo algunos de los muchos apuntes que me han llamado la atención:
El 24 de julio: "Los militares aún no se han rendido."
26 de julio: “Todo un mundo patas arriba en ocho días. La gente invade las calles. Se detiene en los lugares donde cayeron las víctimas, observa los impactos en puertas y ventanas, los árboles caídos, la rotura minuciosa de vidrios y los incendios. En ocho días todo ha envejecido, es como una revisión de todo el pasado”.
30 de julio: La tormenta de hoy ha puesto una nota de gran espectáculo natural en el espectáculo cruento de los hombres. Cielo gris, lluvia fuerte, pedregada, truenos y relámpagos y después un sol maravilloso que tenía toda la belleza de la serenidad y todos los ingredientes de la tormenta: mitad alegría y mitad dolor”.
31 de julio: “Nos hemos acostumbrado... de manera que las noticias más dolorosas son simplemente otras noticias más”.
2 de agosto: “Hace quince días de la sublevación militar. Todos decimos lo mismo, esta situación no puede durar”.
13 de agosto: “Las Ramblas están llenas de paradas con los libros del momento. Los quioscos también. Los periódicos, todos ellos vibrantes, tienen la misión de enaltecer y levantar al pueblo. Eso está bien. Pero la literatura de un tono bajísimo, de novelas, folletos y pornografía… No confundamos la revolución con la inmundicia”.
19 de agosto: “La revolución ha traído unas mujeres tan guapas que es un encanto… Por las calles se las ve sin sombrero, sin tintes ni colorines, mostrándose como son. Van cómodas, ligeras, frescas. Muchas de ellas sin medias, sin guantes de rejilla, ni cadenas, ni colgantes. Pasean con gracia su feminidad. En este tiempo todas parecen modistillas y trabajadoras un poco frescales, lo lucen todo en igualdad y democracia. No sé si las viejas se han cerrado en casa. De esta revolución quedará también la visión de las mujeres guapas, bien airosas y con la cabeza bien levantada.”
30 de agosto. “Por el Paseo de Gracia ha pasado el cortejo fúnebre de un aviador caído en el frente. Una muchedumbre imponente, hombres y mujeres en filas nutridas que seguín el coche fúnebre con un ataúd rojo… Todo muy trágico, muy de hoy, muy 1936”.
26 de septiembre: "El hombre es algo fantástico. Se acostumbra a todo, se adapta a todo. Lo que ayer era imposible, hoy es normalísimo. La palabra imposible se habrá de borrar del diccionario. El hombre es algo fantástico. Se acostumbra a todo, se adapta a todo”.
29 de septiembre: “… el efecto deplorable de ver a tanto crío jugando con pistolas y escopetas y haciendo prácticas militares. No los familiaricemos con instintos bélicos…”
4 de octubre: “¡Pobres bestias del zoológico! Van degenerando, perdiendo vitalidad, domesticándose. A muchas de ellas se les está poniendo cara de persona”.
8 de octubre: “En el Hotel Colón han puesto en la fachada dos grandes retratos de dos grandes dirigentes rusos. En lo que era el Círculo Ecuestre han puesto en la fachada un gran retrato del líder del socialismo, Carlos Marx. En los periódicos y revistas vemos insistentemente la epopeya rusa. En las paradas de las Ramblas y de los diversos lugares de la ciudad, los libros que se venden son de Rusia o referentes a Rusia. La lejana Rusia lo ocupa todo. ¿No estamos exagerando con este vasallaje al extranjero?”
El 29 de noviembre Renart da un largo paseo por el Laberinto de Horta. En una gruta donde se representa a Eco y Narciso encuentra escritos estos versos: "De un ardiente frenesí, / Eco y Narciso abrasados / Fallecen enamorados, / Ella de él y él de sí".
16 de diciembre: “Una de les características del momento presente es el lenguaje crudo. La gente protesta porque les parece más revolucionario… La revolución es para muchos mostrar en público literatura pornográfica… Es sacar de los rincones todo aquello que puede oler a picante… Las conversaciones también son propias de este tiempo. Podríamos decir que sólo hay un tema de conversación. Pasando por la calle oímos lo mismo: ‘Le han vaciado la casa y se lo han quitado todo’.