Sigo devorando literatura búlgara. Tras el sorprendente Miroslav Penkiv (El este de Occidente) y la irregular Léa Cohen (La estratagema: por cierto he visto con claridad que la autora se regodea con una broma cruel que tiene por protagonista a una amiga mía), he comenzado con Nikolai Grozni (Jóvenes talentos).
Grozni se ha apoderado de mi con la primera frase. He mordido gozosamente el anzuelo de su escritura y anda llevándome de aquí para allá, sin parar de jugar con mis sentimientos. ¡Gran cosa! Tengo que preguntar a mis amigos búlgaros si es cierto que un libro de texto de décimo curso de los tiempos comunistas, titulado Conducta moral y derechos del ciudadano, era famoso por su definición marxista del amor, en una sola frase de dos páginas de extensión.
El protagonista de Jóvenes talentos es un genio culpable de serlo. Le dejo a él que diga por qué: "¡Qué injusto, qué poco marxista y poco proletario era nacer con talento!"