“Vivió –y probablemente habrá muerto animado por él- en ese extraño ascetismo espiritual, uno de los más arduos ascetismos, que consiste en creer en el derecho que los demás tienen de pensar como les plazca. Una cosa es morir por el dios o el país de uno y otra cosa es morir por proteger las opiniones de otros que uno no comparte. El mutuo respeto de los derechos, una curiosa clase secundaria de respeto, es la esencia de la convicción liberal. Y ese respeto, como un valor absoluto de la sociedad civil, es en realidad muy raro y se hace cada vez más raro. Aron realmente lo sentía.”
Allan Bloom sobre R. Aron