Los clásicos odiaban el cocido.
–Vendrá a mi casa... Le convido a un cocido en familia –dijo a donEugenio d’Ors, que bajaba del tren en Zaragoza, un maño castizo que lo esperaba en el andén.
Y D'Ors murmuró para sí:
–Las dos cosas que más molestan: la familia y el cocido.
Ruiz Quintano