Si hay que leer buenos libros -viene a decir Shopenhauer por algún sitio- conviene comenzar por aborrecer los malos, porque la vida es corta y nuestro tiempo y energía, limitados. Y, por si esto fuera poco, el mismo Schopenhauer nos recuerda el principio de todos los principios pedagógicos: "repetitio est mater studiorum", que en este caso quiere decir: los buenos libros hay que leerlos dos veces. Yo justificaría esto de manera marxiana diciendo que los libros que en la primera lectura nos parecen trágicos, en la segunda siempre nos hacen algún guiño irónico. Y la ironía es -me dice la edad- el fruto legítimo de la comprensión. En la segunda lectura disponemos de la posibilidad de leer el principio desde el final y la parte desde el todo, con lo cual lo que se nos acaba poniendo en cuestión es la lógica de la unidad. Y ahí está el lío. Por cierto no hay principio pedagógico más denigrado hoy día que este de la "repetitio".