Por la mañana he recibido el nuevo libro y me he llevado una alegría, por la tarde he dado una conferencia en Matadepera y me lo he pasado en grande y por la noche, al llegar a casa, me he encontrado con un impresionante dossier sobre mis espías que me envían desde Moscú (acordarme de hablar bien de los rusos) y que, entre otras muchas sorpresas, incluye una carta de Caridad Mercader a Dimitrov que no tiene desperdicio. Me resisto a irme a dormir, para que no se acabe el día.