En esta noche de abril no hay aficionados al fútbol por las calles de Ocata. Sólo hay camareros recogiendo desganados las terrazas despobladas mucho antes de lo previsto. Esta noche todas las uvas son verdes. También pasaba esto antes, pero ya no nos acordábamos. Queda para la memoria la cara de Guardiala, que recién despertado, acaba de descubrir que Mouriño ya no está allí.