De una manera muy platónica -es decir, recuperando la reflexión de Platón sobre la poiesis, la acción artística- Chesterton describe perfectamente en The Man Who Was Thursday qué es la izquierda y qué es la derecha y me parece que su descripción es precisamente en estos días más actual que nunca. Me refiero al diálogo que mantienen dos poetas, Gregory, que es un hombre de izquierdas, y Syme, que es claramente de derechas.
Según Gregory, "un artista es un anarquista" y un anarquista, en consecuencia, es un artista. "El hombre que lanza una bomba es un artista" porque sacrifica toda la rutina a un gran momento. Al poeta le gusta el desorden. ¿Por qué toda esa gente que va de aquí para allá en los trenes tiene un aspecto tan triste y cansado? ¡Porque sabe que el tren está haciendo lo que tiene que hacer! Sabe que si tiene un billete para una estación, acabará llegando a esa estación. Sabe que después de Sloane Square la próxima estación será Victoria, y sólo Victoria. A un poeta lo que lo haría feliz es que la próxima estación fuera Baker Street!
Syme replica que el caos no tiene nada de poético, porque puede llevarte a cualquier parte, a Baker Street o a Bagdad. "Pero el hombre es un mago, y toda su magia reside en esto, en que dice Victoria, y ahí está Victoria". No hay nada más poético que un folleto con los horarios de un tren, que es la prueba del triunfo del hombre contra el caos. Cuando oigo que la próxima estación es Victoria, estoy oyendo al heraldo que anuncia una conquista "Victoria es la victoria de Adán".
A Gregory no le convence nada de esto. El poeta, dice, está descontento incluso en las calles del cielo. El poeta es un hombre indignado.
"¿Qué hay de poético -pregunta Syme- en vivir instalado en la indignación?" Eso es como equiparar la poesía y la enfermedad. Estar indignado o estar enfermo puede ser comprensible en ciertas situaciones, pero eso no tiene nada de poético. Indignarse es como vomitar. Es la salud lo que es poético. Es una buena digestión lo que es poético. "Lo más poético de todo, más poético que las flores, más poético que las estrellas, lo más poético del mundo, es no estar enfermo".
Yo tengo escrito que hay personas que sólo se sienten morales cuando tienen náuseas. Son las dominadas por la indignación moral, que es, precisamente, la actitud que cree más noble el vómito que el apetito.