Una pluma de gallo nos sentencia
Todo varón sabe que el gallo, ese animal tan indiscreto que estira el cuello por las amanecidas, es esencialmente analógico, y por eso mismo yo sospecho que cuando Sócrates le dice a su íntimo Critón que le sacrifique un gallo a Asclepio, está resaltando algo que estaba muy claro para todos los presentes. Leyendo con atención lo que cuenta Platón de los últimos momentos de Sócrates, no puede descartarse que el sabio muriese itifálico perdido, como correspondía a un divino sileno.