Un acto de masas indiscutible, sin parangón con el entierro de ningún otro filósofo. Leyendo artículos de la época es perceptible la sensación de que con Sartre acaba una época. En algunos artículos se decía que la gente joven que asistió al entierro no había leído sus obras. No lo sé. Lo importante es el fenómeno de la figura pública del filósofo, que nació con Sartre y, sin duda, murió con él. Ni Foucault, ni Derrida conocieron nada semejante. Todo esto quiere decir algo, pero no estoy seguro de saber interpretarlo bien.