Artículo en El periódico de hoy.
Uno. La principal novedad de la LOMCE es que es una ley de la derecha, que no necesariamente de derechas. Pero entre nosotros hay quien piensa que la derecha no tiene derecho a hacer leyes de educación para todos… a menos que se parezcan a las que hace la izquierda.
Dos. Hemos de acostumbrar a los cambios legislativos, dado que valoramos más la afirmación de nuestras diferencias que la consecución de consensos.
Tres. ¿Es la LOMCE una ley mala? Ya se verá. Lo indudable es que el sistema educativo que quiere reformar, es objetivamente malo: sin producir excelencia, condena al fracaso al 30 % de los alumnos. No tenemos ningún paraíso pedagógico al que retornar.
Cuatro. Hasta ahora, las leyes educativas que han entrado en funcionamiento, han contado con el respaldo de los socialistas y el apoyo o la abstención de los nacionalistas. Hemos tenido un consenso educativo persistente. Por lo tanto, alguna responsabilidad tendrá ese consenso sobre nuestros pobres resultados educativos.
Cinco. Este es un buen momento para releer lo que escribe Tony Judt sobre los “progressive educationist”, que, a su juicio, han sido insensibles a la diferencia existente entre la excelencia y la mediocridad y han confundido el igualitarismo cultural con un populismo antielitista.
Seis. Los objetivos de la LOMCE son: reducir la tasa de abandono temprano de la educación, mejorar los resultados educativos, mejorar la empleabilidad y estimular el espíritu emprendedor de los estudiantes. Son objetivos de sentido común. Y lo noble es esperar que se alcancen, con esta o con otra ley mejor.
Siete. Los exámenes externos han venido para quedarse. Los países con mejores resultados educativos tienen exámenes externos al final de la educación secundaria obligatoria. Son exámenes complejos y difíciles, pero que todo el mundo se toma en serio. Dar libertad a los centros sin pedirles cuentas de sus resultados, es una receta segura para el fracaso.
Ocho. En el año 2002, el PP propuso la inclusión de itinerarios en la LOCE. Los paleoprogres calificaron inmediatamente esta propuesta de neoconservadora. En el 2010, el ministro socialista, Angel Gabilondo, declaró en el Parlamento Europeo que estaba dispuesto a crear itinerarios para evitar la exclusión social, favorecer la igualdad de oportunidades y reforzar la dimensión social de la educación. Cuando Wert dice lo mismo, está recibiendo las críticas que se ahorró Gabilondo.
Nueve. Algunos críticos de la LOMCE propugnan como alternativa a esta ley una educación basada “en el trabajo por competencias", que es lo que ahora parece más progre. Sin embargo, el dictamen 11/2014 del Consejo Escolar del Estado, critica al Ministerio de Educación por implantar “el trabajo por competencias” en todas las materias y en todas las etapas y le recuerda que los países de la UE son mucho más prudentes. Son pocos los que están haciendo lo mismo.
Diez. Tras la LOMCE viene la reforma del Estatuto Docente.
Para hablar de la lengua, esperemos al primer día de clase.