Del Anecdotario de Alfredo R. Antigüedad:
"Durante la guerra europea, el mariscal Hindemburg fue advertido de que una compañía de soldados alemanes no mostraba gran valor ni decisión. El mariscal decidió visitar la compañía y penetró en la trinchera donde los citados soldados se encontraban.
Los arengó en nombre de Alemania, y le dijo que pocos momentos después habían de abandonar la trinchera para cruzar en medio de un ataque personal la línea de fuego.
- Yo -les dijo- saldré el primero, y os gritaré: ¡Adelante!
Todos estaban preparados. En el instante preciso, Hindemburg saltó fuera de la trinchera, gritando poderosamente:
- ¡Adelante!
Avanza el mariscal, pero un ruido le hace volver la cara. Ni uno solo de los soldados le ha seguido. Pero todos ellos, admirados del gesto, han dejado los fusiles en el fondo de la trinchera y, entusiasmados por el valor del mariscal, en torno del cual silba una lluvia de balas, gritan frenéticamente:
- ¡Bravo! ¡Bravo!...