Una universidad “no es un jardín de infancia; no es un club; no es un reformatorio; no es un partido; no es una agencia de propaganda (...). Sócrates decía que la única cosa que sabía positivamente era que estaba obligado a investigar. La investigación implica hoy, como en tiempos de Sócrates, la puesta en cuestión de todos los problemas importantes y de todos los puntos de vista. Puede encontrarse a Sócrates discutiendo incluso de comunismo en la República de Platón. La acusación que permitió la ejecución de Sócrates es la misma que actualmente se lanza sobre nuestros profesores: la de corromper a la juventud. Los científicos de América procuran, a su humilde manera, seguir la profesión de Sócrates. Algunas personas hablan como si desearan para nuestros científicos el destino que padeció Sócrates. A estas personas deberíamos recordarles que los atenienses se quedaron sin Sócrates cuando acabaron con él (...). En América hemos depositado tal confianza en la democracia que estado dispuestos a mantener instituciones educativas de la más alta calidad para que busquen la verdad y, cuando la encuentren, la comuniquen a nuestro pueblo. No tenemos miedo a la verdad, ni nos atemoriza pensar que puede surgir del choque entre las opiniones. El pueblo norteamericano debe decidir si continuará tolerando la búsqueda de la verdad. Si es así, las universidades seguirán existiendo e iluminando y dirigiendo la nación” .
Robert Mainard Hutchins