En 1867 Joaquín Costa visitó, gracias a una beca de la Diputación de Huesca, la Exposición Universal de París. Los conocimientos que adquirió en la capital francesa se plasmaron en su primer trabajo publicado, Ideas apuntadas en la Esposición de París de 1867, que pretende ser un informe objetivo de lo que ha visto. Pero desde un punto de vista personal, subjetivo y apasionado, lo que a Costa lo dejó de verdad boquiabierto en aquel magno acontecimiento, fue el invento del "biciclo". Tanto es así que envió a sus amigos una carta detallada de semejante hallazgo tecnológico acompañándola de un dibujo sobre sus intríngulis mecánicos que, según algunos, realizó en un papel de fumar. Los amigos no se quedaron menos impresionados que Costa al recibir semejantes novedades, que fueron ampliamente comentadas en el Casino de Huesca, de manera que el empresario Mariano Catalán, que tenía una herrería, decidió jugársela y fabricar aquel artilugio, haciéndolo casi completamente de madera. Lo consiguió y esta fue la primera bicicleta que circuló en España.