"La mayor parte de los hombres -escribe Montesquieu en Éloge de la sincerité- confunden el canto de las sirenas con el de las musas." Él lo dice con una intención crítica. Me parece que podía haberse ahorrado la indignación moral, porque el hecho más bien merece nuestra piedad. Es eso, exactamente, lo que nos pasa... incluso cuando intentamos escucharnos a nosotros mismos.