Estoy en una ciudad aragonesa hablando de mis espías con un pariente muy cercano de una de ellas. Hemos cenado menestra de verduras, cordero lechal, natillas y para postres ha habido fotos, muchas fotos; documentos, muchos documentos; anécdotas, muchas anécdotas y más de una sorpresa importante, por ejemplo, que en 1973, Caridad Mercader seguía cotizando religiosamente en el P.S.U.C.
Y no os pienso contar nada más... hasta que una década de estas, publique mi libro.