Si se pasan ustedes por Agüimes, allá en Canarias, vayan a ver a este monstruo y salúdenlo de mi parte. Y díganle que precisamente porque no sabemos qué regalos nos tiene preparados la vida ni en qué lugares nos los va a entregar, cuando se muestra generosa, hay que aferrarse a ella con fuerza, aunque al día siguiente tengamos que arrastrar una resaca de elefante.
Todo el día me habéis estado dando vueltas por la cabeza, amigos. A ver si mañana consigo volver a ser yo.