No pretendo hacer un análisis de los resultados electorales en Cataluña, porque la política no es sólo aritmética. Es también, y fundamentalmente, un estado de ánimo y no estoy seguro de cómo evolucionará el estado de ánimo de los electores catalanes ante la gestión de lo posible por parte de los elegidos. Me quiero limitar a transmitir cuatro recuerdos de los que no podría librarme ayer mientras iba siguiendo los resultados.
Mi primer recuerdo fue para una frase que me dejó perplejo: "Es un autista, Luri". Iba referida a Mas por alguien supuestamente muy próximo a él que me añadía que en las reuniones del "govern" nunca se han discutido cuestiones relativas al "procés".
Mi segundo recuerdo fue para esos cuadros convergentes que tanto desconfían de Esquerra (¿cuántas veces les he oído decir que "esa gente es peligrosa en los despachos?") y, por supuesto de la CUP. En Cataluña ha ganado globalmente el independentismo. Lo que ahora vamos a ver es cómo se gestionan las fidelidades internas de ese bloque. Se han resaltado mucho las tensiones entre la "C" y la "U" de CiU. Pero también hay tensiones fuertes en el interior de la "C", entre lo que podríamos llamar el liberalismo y el republicanismo.
El tercero, fue para una persona del equipo de Trias que me aseguraba en una comida que no había duda de que éste sería el próximo alcance de Barcelona "siempre y cuando no metamos la pata de aquí a las elecciones". Y para no meter la pata lo mejor era posponer decisiones polémicas. Barcelona se ha convertido en un experimento. Y por esto mismo mi cuarto recuerdo fue para la palabra "innovación". Hemos decidido innovar continuamente en política porque también en política damos por supuesto que lo nuevo es sinónimo de bueno. El batacazo de Barcelona no es anecdótico porque es el batacazo del plan diseñado para que Barcelona liderase el procés".