Me acabo de encontrar en una página de El Reino, de Carrère y, claro está, me he reconocido inmediatamente: "Era incapaz de simplicidad, era tortuoso, alguien que busca tres pies al gato, que se adelanta a objeciones que nadie piensa formularle, que no puede pensar una cosa sin pensar al mismo tiempo su contrario y luego lo contrario de lo contrario, y que con este tejemaneje mental se extenúa para nada."