Hace tiempo que vengo observando el aumento de la escolarización en casa, tanto en Europa como en los Estados Unidos. Sospecho que seguirá aumentando porque el discurso que se está imponiendo en la pedagogía posmoderna carece de argumentos para oponerse a ella:
1. Si aceptamos el pluralismo como un principio indiscutible y mi cuerpo es mío y nadie tiene derecho a decirme lo que tengo que pensar, ni a inmiscuirse en mi forma de vivir, ¿por qué dejar a mi hijo en manos de una institución que lo controla y pretende educarlo?
2. Si la individualización de la educación y la emotividad son la clave de la nueva educación, ¿por qué no educar a nuestros hijos en casa? ¿Quién los conoce mejor que los padres y quién establece lazos afectivos más fuertes con ellos?
3. Si la escuela se ha quedado vieja (anclada en el siglo XIX), ¿por qué en lugar de pretender mejorarla, no la dinamitamos y creamos una alternativa radical a la escuela?
4. Si el maestro ya no tiene nada que transmitir y su papel es el de acompañante, un padre con un cursillo de coach puede suplir su papel perfectamente.
5. Si educar significa dejar expresarse lo que el niño lleva adentro, el lugar adecuado es la familia, porque es donde su interioridad es mejor aceptada y comprendida.
Si a lo anterior añadimos que los estudios disponibles nos indican que los niños escolarizados en casa ni se socializan peor, ni tienen conocimientos más bajos (de hecho, los padres suelen tomarse los conocimientos muy en serio), ¿qué argumentos podemos oponer a la escolarización en casa? Las sentencias judiciales ya han empezado a reconocer que el derecho que tiene el niño a ser educado no se realiza exclusivamente mediante su escolarización en los centros oficiales.
Rising numbers of pupils home educated