"Nuestros profesores trajeron de Alemania aquellos sueños secretos y una cálida fe en la ciencia y en el hombre. Conservaron todo el ardor de la juventud, y las cátedras eran para ellos altares sagrados desde los cuales debían dar la buena nueva de la verdad. Acudían a las aulas no como científicos gremiales, sino como los misioneros de la religión humana".
- Alexandr Herzen, Pasado y pensamiento.