Cuando al azar le da por ser tu amigo, la vida es una aventura espléndida y rebosante de optimismo, como constato de nuevo, mientras suena el Dies irae de la Misa de Requiem de Verdi, tras recibir una honrosa invitación de la alcaldesa de Vic para dar en esta ciudad -en ésta, ni más ni menos- una conferencia sobre Balmes en el marco de la Fiesta Mayor. La invitación añade: "De fet aquest acte se celebra a la ciutat des de fa més de 100 anys i esdevé una cita important". Hablar de Balmes en Vic me figuro que es como hablar del vino de Rioja en Logroño o de los encierros en Pamplona. Un acicate y un reto. Yo no soy un experto en Balmes, pero soy su amigo desde hace años y me ha acompañado en muchos momentos de lectura lenta. Incluso escribí un librito titulado El criteri perdut pensando, claro, en el autor del Criterio. En estos momentos de realidad líquida pocas cosas se me antojan más motivadoras que andar buscándole las cosquillas a la posmodernidad a redropelo.
Y por si fuera poco, ayer los amigos de Encuentro, me enviaron el último libro del gran, gran, gran Rémi Brague que, como no podía ser menos, me está proporcionando un auténtico festín filosófico.