Cansado de no hallar respuestas, he salido esta tarde a dar un largo paseo por la playa. En los auriculares llevaba una deliciosa ópera cómica del gran Teleman, Der geduldige Sokrates (¿la conoces, B.?). Al poco rato, oyéndole cantar sus berrinches a Jantipa, he comenzado a entender. ¡Curioso fenómeno, el de la comprensión! A veces para que te visite has de alejarte de ella. He subido el volumen y he disfrutado de la ópera y del atardecer, porque todo estaba en su sitio y todo adquiría sentido. De la playa se retiraban los últimos bañistas, que iban siendo sustituidos por los primeros pescadores. Ha comenzado a soplar una brisa refrescante y mi nieto Bruno me ha llamado por teléfono para invitarme a una barbacoa en su casa. Las estrellas lucían en el cielo y el Libro X de la República, en mi corazón.