El mito de Prometeo trata de las consecuencias perversas que pueden estar incubándose en nuestros mejores propósitos. Quisiéramos ser sólo dueños de nuestra buena voluntad, pero hemos de cargar con sus consecuencias, que son las que molestan a nuestros semejantes.
Una investigación reciente viene a darle la razón al mito de la manera más literal: Cuando los seres humanos, hace 400.000 años, conseguimos domesticar el fuego, permitimos prolongar la intimidad del contacto entre los hombres al mismo tiempo que dañábamos nuestros pulmones con el humo. De esta manera se dieron las condiciones para que una bacteria que vivía en el suelo completamente inofensiva pudiera mutar. Y así apareció la tuberculosis.
Epimeteo siempre aparece después de Prometeo.
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