En 1940, el líder nacionalista negro Marcus Garvey, de 53 años, sufrió un derrame cerebral y se rumoreó que había muerto. Por lo visto, el rumor resultó ser tan verosímil que el Chicago Defender publicó su necrológica. No lo dejaba muy bien parado, pues lo describía como un hombre que había fallecido "desequilibrado, solo e impopular". Cuando Garvey la leyó, dejó escapar un largo lamento y se desplomó, sufriendo un segundo derrame, pero éste fatal.