Mantengo con el psicólogo suizo Alain Valterio una relación ambigua. Por una parte, me cuesta aceptar su filiación jungiana, pero, por otra, lo considero un buen aliado en la denuncia de la sociedad terapéutica (ustedes ya conocen mi admiración por Philip Rieff) o, como hoy prefiero llamarla del psicosocialismo que, básicamente consiste en la sustitución de la Iglesia por la clínica.
Me gustó la manera como Valterio denunciaba la neurosis provocada por la psicologización de las mentalidades y me gusta su último libro, Brèves de psy. Básicamente lo que hace es mostrar que su majestad Psy va desnuda, pero alertando de que nuestra resistencia a aceptar la evidencia de su desnudez está provocando una “histerización” permanente de cualquier dificultad existencial, especialmente de las que surgen inevitablemente en las relaciones entre padres e hijos. “La cultura terapéutica refleja la sociedad que ha renunciado a la excelencia, a la grandeza o a la revolución política para poner el acento sobre el cuidado, el bienestar, la erradicación de la enfermedad y el sufrimiento. En este sentido es una utopía anti-trágica, pues el ser humano es incurable, lo cual no impide conocer pequeños alivios transitorios.” El hombre terapéutico está atrapado en su obsesión por la autoestima y el descubrimiento de traumas ocultos que lo lleva a ser un hurón permanente de sí mismo.
Algunas frases de Valterio:
- "De tanto escuchar a los niños, acaban por decir cualquier cosa".
- "Un mundo que se adapta demasiado a los niños, los priva de ciertos apetitos que le permitirían disfrutar de su salida del redil familiar"
- "Lo que más se le reprocha al padre es no comportarse como una segunda madre".
- "Nuestra progenitura necesita enfrentarse a dificultades para construirse. Metafóricamente, necesita enfrentarse al ogro que la aterroriza y la obliga a superarse. Hoy, con el predominio de la psicología, los niños están tan protegidos en su familia que cuando se enfrentan al mundo verdadero, están sin recursos".
- "El pensamiento libertario de los años 60 ha creído que debía abolir las diferencias entre padres y madres. Pero el inconsciente se ríe de las modas".
- "Yo estoy por un retorno de la autoridad en casa. Lo que es formador para los niños es poder elevar los ojos hacia su padre, no que el padre baje los suyos hacia él".
- "No se evoluciona leyendo libros de autoayuda de la misma manera que no se adelgaza leyendo libros de dietética."
Claro que, por otra parte, no puedo evitar pensar, al leer a Valterio, en aquella advertencia de Rieff: "No hay que ser pesimista. Al fin y al cabo, la terapia es mejor que nada".