En L'Hypocrisie scolaire (2000) suelta Dubet una maldad que no me resisto a traer al café. Tras afirmar que la escuela actual es incapaz de concebir que unos alumnos tengan más cultura común que otros, añade que el castigo que reserva para los que incumplen la regla y les da por destacar, es ponerlos a trabajar en equipo.