Cuando escuches a un gurú educativo internacional, de esos tan mediáticos, hablar de la escuela del futuro y despotricar de la escuela del pasado, pregúntate por las empresas de las que es accionista. Por supuesto, tienen derecho a ser accionistas de empresas que generan productos "educativos", pero es bueno saber dónde acaba la pedagogía y comienza la publicidad, ya que con frecuencia la diferencia entre una pedagogía viejuna y una pedagogía innovadora se reduce para ellos a la introducción de determinadas marcas registradas en las aulas.