Por Tania Díaz Castro
Kemel Okuyan es un anciano muy risueño, con cara de buena gente, que como Secretario General del Partido Comunista de Turquía -PCT- recibió una invitación oficial para viajar a Cuba y ver con sus propios ojos, cómo anda la economía que dirige Raúl Castro.
Okuyan forma parte de los más de 79 millones de habitantes que tiene Turquía, un país que goza de la decimoséptima economía por volumen de PIB y donde con gran rapidez los sectores industriales y de servicios van hacia la modernidad
Aún así, Okuyan es comunista. Por su foto, no tiene cara de ser un enfermo de poder. Tal vez no ha tenido tiempo de adquirirla ni ocasión, una enfermedad congénita, propia de estos seres que aman más su poder que a su pueblo, los que llaman revolución a su sistema dictatorial y no lo sueltan ni aunque vean el fracaso hasta en el espejo.
En una entrevista ofrecida a Granma en días pasados, Okuyan confesó que su partido es de minorías. Tan de minorías, que no se atrevió a decir la cantidad de miembros que nutren las filas de ese partido. Nuestra isla es un espacio geográfico idóneo para que aterricen los comunistas más trasnochados que quedan en este mundo, tras la debacle del campo socialista. Son recibidos a cuerpo de rey y se van optimistas -no se sabe por qué- después de disfrutar de unos días de vacaciones en el trópico.
Llama la atención de este risueño viejito, que encabeza el Movimiento de Solidaridad con Cuba, o sea, con la dictadura cubana, que no tiene pena alguna en destacar que su partido "carece de influencia alguna en su país". Resulta imposible conocer su paupérrima membrecía, ni siquiera en Internet. Casi ni existe. Aún así, el viejito es duro de pelar.
"Somos -dice- difíciles de cambiar nuestra ideología a pesar de no ser una fuerza necesariamente numerosa".
Leyendo lo que dice Okuyan, cualquiera se pregunta cómo es posible que con un siglo de existencia, el PCT de Kemel Okuyan continúe siendo minoritario, precisamente en un país donde se ha puesto en práctica el pluripartidismo y donde el PCT, fundado en 1920, se legalizó en 2001.
Fácil de entender. Por suerte, cada día que pasa hay menos comunistas en este mundo.
No solo en Turquía. Ocurre en numerosos países de esas regiones, que los partidos comunistas no cuentan ni con el 10% de los votos que se necesitan para que tengan presencia en el Parlamento.
Lo que a Okuyan no le dijeron se lo voy a decir yo y es que en esta islita caribeña, donde pasó unos días de placer, cualquier organización opositora cuenta con cientos de miembros, prohibidas por el gobierno castrista y que muchos de sus líderes han sido y son reprimidos, encarcelados, o exiliados, precisamente porque luchan contra el comunismo que empobrece a nuestro país.
Santa Fe, junio 2017